Por: Marcelo Arequipa Azurduy
Una de las cosas que han cambiado
en la última década en el país producto de la movilidad social que ocurrió en
sectores que ascendieron en la estratificación social fue el surgimiento de un
sector aymara intelectual que en los últimos tiempos se presenta reflexivo y
crítico con quienes hoy gobiernan.
No hay duda de que esta nueva
intelligentsia andina aporta y alimenta a la construcción del Estado, a partir
de aquí me referiré de manera especial al grupo MINKA -léase también periódico
Pukara- en el que se observan algunos rasgos que rompen con el esquema
discursivo hasta ahora predominante en los movimientos indígenas que,
parafraseando a HCF Mansilla diría que ellos no apelan al ancestral memorial de
agravios que consiste en achacarle de todas las penurias presentes a la
conquista española.
Este cambio de actitud se ha
visto fortalecido por un espíritu crítico, algo que no suele ser moneda común
hoy día entre las generaciones que se supone deben ser las protagonistas en el
manejo del poder el día de mañana, otro dato alentador al respecto, es que los
MINKA no ondean la bandera de la teoría de la conspiración imperial como lo
hacen sus pares juveniles predominantemente clasemedieros en la fuerza política
gobernante; es más conviven con la modernidad material y la reclaman como parte
de la actualidad concreta.
Sin embargo, otros detalles más
críticos no dejan de escaparse en la medida en que se puede observar a los
MINKA como un grupo que comparte con sus pares juveniles de oposición y
oficialismo algunos patrones de cultura política presente en la intelectualidad
criolla: hay una alta dosis de ego en quienes son las figuras más
sobresalientes de estos grupos que se evidencia en las redes sociales sobre
todo, el machismo sigue presente como patrón determinante en la política.
La reproducción simbólica del
liderazgo por encima del proyecto político sigue siendo la piedra angular que
guía a estos grupos juveniles, a esto se suma algo que B. Manin dijo algunos
años atrás respecto a las democracias contemporáneas, no existe posibilidad de
creer que estas son horizontales o que buscan aquello, lo que tienen dentro es
una alta dosis del sentido aristocrático en el que los líderes políticos más
allá de la sigla en la que participan buscan distinguirse del resto de sus
afiliados y del resto de los otros liderazgos.
Volviendo a la lectura particular
de los MINKA, con ojos de politólogo no puedo dejar de preguntarme si ellos
tienen por ahora un proyecto político de poder o su labor se circunscribe en la
trinchera del pensamiento crítico solamente.
Al parecer hasta ahora solamente
hay un resultado claro y es que la toma de posición de esta intelectualidad
pasa por el triunfo simbólico expresado en compartir la testera con
representantes de la intelectualidad criolla boliviana, véase por ejemplo las
constantes charlas y eventos en que se observa a los jóvenes MINKA al lado de
HCF Mansilla, tal parece por tanto que se busca primero el reconocimiento de la
intelectualidad mayor, y luego dejar precedente de que pueden discutir a la
altura de otros.
Pero, al mismo tiempo, pueden
arrogarse el hecho de distinguirse porque viven en zonas populares alejados del
esnobismo de quinta que pregonan algunos llamados intelectuales, entonces esto
les permite seguir escuchando cumbia popular y hablar críticamente del tipo de
Estado que tenemos hoy día. Es loable y alentador para el país que tengamos
este abanico de grupos, pero también deberíamos intentar construir un espacio
en el que se encuentren y debatan entre ellos porque sino, seguiremos
alimentando la idea de que somos seres especiales y que por tanto mientras más
nos quedemos en nuestra zona de confort mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario