jueves, 6 de octubre de 2016

Pensando Bolivia desde el Mururata [sobre MINKA]

Por: Marcelo Arequipa Azurduy



Una de las cosas que han cambiado en la última década en el país producto de la movilidad social que ocurrió en sectores que ascendieron en la estratificación social fue el surgimiento de un sector aymara intelectual que en los últimos tiempos se presenta reflexivo y crítico con quienes hoy gobiernan.

No hay duda de que esta nueva intelligentsia andina aporta y alimenta a la construcción del Estado, a partir de aquí me referiré de manera especial al grupo MINKA -léase también periódico Pukara- en el que se observan algunos rasgos que rompen con el esquema discursivo hasta ahora predominante en los movimientos indígenas que, parafraseando a HCF Mansilla diría que ellos no apelan al ancestral memorial de agravios que consiste en achacarle de todas las penurias presentes a la conquista española.

Este cambio de actitud se ha visto fortalecido por un espíritu crítico, algo que no suele ser moneda común hoy día entre las generaciones que se supone deben ser las protagonistas en el manejo del poder el día de mañana, otro dato alentador al respecto, es que los MINKA no ondean la bandera de la teoría de la conspiración imperial como lo hacen sus pares juveniles predominantemente clasemedieros en la fuerza política gobernante; es más conviven con la modernidad material y la reclaman como parte de la actualidad concreta.

Sin embargo, otros detalles más críticos no dejan de escaparse en la medida en que se puede observar a los MINKA como un grupo que comparte con sus pares juveniles de oposición y oficialismo algunos patrones de cultura política presente en la intelectualidad criolla: hay una alta dosis de ego en quienes son las figuras más sobresalientes de estos grupos que se evidencia en las redes sociales sobre todo, el machismo sigue presente como patrón determinante en la política.

La reproducción simbólica del liderazgo por encima del proyecto político sigue siendo la piedra angular que guía a estos grupos juveniles, a esto se suma algo que B. Manin dijo algunos años atrás respecto a las democracias contemporáneas, no existe posibilidad de creer que estas son horizontales o que buscan aquello, lo que tienen dentro es una alta dosis del sentido aristocrático en el que los líderes políticos más allá de la sigla en la que participan buscan distinguirse del resto de sus afiliados y del resto de los otros liderazgos.

Volviendo a la lectura particular de los MINKA, con ojos de politólogo no puedo dejar de preguntarme si ellos tienen por ahora un proyecto político de poder o su labor se circunscribe en la trinchera del pensamiento crítico solamente. 



Al parecer hasta ahora solamente hay un resultado claro y es que la toma de posición de esta intelectualidad pasa por el triunfo simbólico expresado en compartir la testera con representantes de la intelectualidad criolla boliviana, véase por ejemplo las constantes charlas y eventos en que se observa a los jóvenes MINKA al lado de HCF Mansilla, tal parece por tanto que se busca primero el reconocimiento de la intelectualidad mayor, y luego dejar precedente de que pueden discutir a la altura de otros. 

Pero, al mismo tiempo, pueden arrogarse el hecho de distinguirse porque viven en zonas populares alejados del esnobismo de quinta que pregonan algunos llamados intelectuales, entonces esto les permite seguir escuchando cumbia popular y hablar críticamente del tipo de Estado que tenemos hoy día. Es loable y alentador para el país que tengamos este abanico de grupos, pero también deberíamos intentar construir un espacio en el que se encuentren y debatan entre ellos porque sino, seguiremos alimentando la idea de que somos seres especiales y que por tanto mientras más nos quedemos en nuestra zona de confort mejor.


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