Por: Carlos Macusaya
Uno de los libros que sin duda debe
ser estudiado para comprender la formación y el desarrollo de los movimientos
“indios” durante la segunda mitad del siglo XX en Bolivia es “El indio en
Escena” de Felipe Quispe Huanca, el cual fue escrito cuando su autor estuvo
en la cárcel y fue publicado el año 1999.
Felipe Quispe es un líder aymara,
conocido principalmente por su protagonismo en los movimientos sociales de los
años 2000 al 2003; pero, lo que menos se conoce de él es su faceta intelectual
de escritor y académico. Felipe Quispe, el Mallku, destruye el
estereotipo pachamamista de que el “indio” para ser tal debe ignorar la ciencia
contemporánea, no debe leer en los libros y solamente “en las arrugas de los
abuelos”, como señalara el actual Canciller de Bolivia.
En el libro que indicamos, Quispe
nos relata lo que “ha pasado en el proceso del MITKA, desde su nacimiento,
apogeo y decadencia”[1].
Siendo que es poco lo que se conoce sobre el Movimiento Indio Tupaj Katari
(MITKA), ese pequeño libro nos acerca a algunos aspectos de esta organización
indianista desde el punto de vista de uno de sus militantes, por lo mismo es un
documento valioso e insoslayable en la descuidada tarea de investigación sobre
eso que llamamos nuestra historia.
Es importante tener en cuenta que
la historia que en gran parte nos ofrece El indio en Escena, se
desarrolla en un tiempo en el que Bolivia estaba gobernada por la dictadura del
general Hugo Banzer Suarez (1971-78). Además, en aquellos años, a diferencia de
este tiempo, lo “indio” era algo del pasado y cualquier intento de organización
política que tuviera como centro a este sujeto era visto como “arcaísmo” o,
paradójicamente, como “racismo”. Otro aspecto que no hay que perder de vista es
que en aquellos años se fueron delineando las diferencias entre dos tendencias
que para la gran mayoría (indiólogos incluidos) son indiferenciables: indianismo
y katarismo. Por entonces, el katarismo tendió más a lo sindical y
el indianismo a lo partidario.
Formalmente, el MITKA se fundó el
27 de abril de 1978, pero operaba desde 1975 y usaba la radio para poder
contactar a posibles militantes. Ese mismo año (1975) y después de regresar de
Santa Cruz, Felipe Quispe, tras escuchar una radio novela sobre Tupaj Katari en
“San Gabriel”, se dirigió a esa emisora, pues también se invitaba a los oyentes
a opinar sobre la lucha de Katari y de su esposa, Bartolina Sisa. Quispe fue a
expresar su palabra y así conoció a Jaime Apaza, quien interpretaba el papel de
Katari en ese programa. Apaza le propone sostener una reunión en otro lugar.
Quispe recuerda que en ese nuevo encuentro planteó una proposición: “le propuse
a Jaime estructurar una organización de carácter políticomilitar”[2],
pero Apaza le hace saber que él ya era parte de una organización que se llamaba
Movimiento Indio Tupaj Katari.
El trabajo radial funcionó como
“camuflaje” en el proceso político de formación del Movimiento Indio Tupaj
Katari. Ya siendo parte de lo que después sería el MITKA y en los primeros
meses de 1977, Quispe viajaba junto a Apaza a varias provincias de La Paz a
realizar trabajo político encubierto de trabajo radial:
“...teníamos intrínsecamente un
‘camuflaje’ como radialista. De esta manera, se realizaba grabaciones
magnetofónicas de los conjuntos autóctonos y entrevistas a los comunarios sobre
su triste situación socioeconómica. En las noches se convocaba a toda la
comunidad, con el propósito de discursar —en nuestra lengua materna— sobre la
cuestión política-económica-social del indio y del país”[3].
El año 1977 el Centro de
Investigaciones y Promoción del Campesinado (CIPCA), organizó un concurso de
poesía, Felipe Quispe cuenta: “En este concurso participé con un pequeño poema
y gané el premio de una miserable picota para mi trabajo agrícola”[4].
Sin embargo, el concurso fue visto como una oportunidad para reclutar
militantes, por lo que se convocó a varios de quienes participaron en el
concurso a una reunión donde se les puso al tanto del MITKA y de que dicha
organización había nacido “para reivindicar, los innumerables problemas
socioeconómicos y políticos”[5].
En 1978 ya había varias
organizaciones que reivindicaban la figura de Tupaj Katari, pero no por eso
trabajaban juntas, pues tenían discrepancias entre sí. Sin embargo, por
iniciativa del Comité Político del VII Congreso de la CNTCB-TK, conformado por
Jenaro Flores Víctor Hugo Cárdenas y Macabeo Chila, se reunieron: Constantino
Lima, Jaime Apaza, Luciano Tapia[6]
y Felipe Quispe del MITKA; Tomás Santos y Faustino Condori del Movimiento
Revolucionario Campesino Tupaj Katari (MRCTK); los miembros del Comité Político
de la Confederación Nacional de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CNTCB) y
Teodomiro Rengel Huanca, Julio Tumiri, Samuel Coronel, Luis Ticona y Mario
Gabriel Aduviri, miembros del “MINK’A” Centro de Coordinación Campesina. La
intención de los miembros de la CNTCB era “unir a todos los grupos indianistas
kataristas en un frente campesino, para las próximas elecciones generales de
junio de 1978”.[7]
En esta reunión y ante la postura
indianista del MITKA, Macabeo Chila se molestó y dijo: “los del MITKA están
negando a la clase campesina, al socialismo, y han tomado una posición
etnicista y racista”[8].
Al parecer, esta reunión fue muy importante en lo que en adelante sería la
relación entre indianistas y kataristas. Quispe dice: “llegamos al final de la
reunión sin ningún provecho, de modo que no llegamos a un acuerdo de unidad,
pues, salimos enemistados, hechos unos enemigos políticos entre hermanos de
raza.”[9]
El 22 de abril de 1978, el MITKA
se reúne con el sector de Jenaro Flores con el propósito de “unificar la
dualidad de fuerza representativa”[10].
Esta reunión “En su carácter era la más reñida y conflictiva; hasta casi se
llega al pugilato”.[11]
El sector de Flores propuso al MITKA: “1) Que se suspenda el ‘Primer Congreso
Histórico Indio’ del Qullasuyu (Bolivia) a realizarse en Wisk’achani, los días
25, 26 y 27 de abril de 1978. 2) Que se cambie el nombre y sigla del MITKA…
exigen el inmediato cambio del término ‘indio’ por el de ‘campesino’”.[12]
La propuesta genera una discusión muy fuerte entre Constantino Lima y Macabeo
Chila y al final el intento de unidad fracasa.
El resultado de esas reuniones
muestra que “Los sindicalistas-kataristas y el MITKA, no han sido inteligentes
y buenos para negociar”[13].
En adelante estas corrientes se enfrentarán no sólo como rivales, sino hasta
como enemigos.
El “Primer Congreso Histórico
Indio” se realiza en las fechas y lugar previstos y es en tal evento que el
MITKA se funda oficialmente, el 27 de abril de 1978. Mientras que Luciano Tapia
afirma que el MITKA se fundó en 1972 (en Alto Beni) y Eusebio Tapia dice que
fue en 1975, Quispe los contradice: “nos hemos puesto a investigar por nuestra
propia iniciativa de manera que en Alto Beni no existe documento alguno de la
fundación, ni tampoco testigos oculares de la supuesta creación del MITKA”[14].
Además, hace notar que “el autor principal que inspiró e influyó fue el Amawt’a
Fausto Reinaga mediante su libro La Revolución India y de ella los
pseudo-fundadores lo extraen el nombre de movimiento indio’ y sobre eso lo
agregan el título de ‘Tupak Katari’ en su honor y gloria eterna…”[15]
El hecho de que quienes se
consideran y se presentan como ideólogos del MITKA omitan la influencia de
Reinaga es algo que molesta a Quispe: “Los que se autodenominan ideólogos no
son más que se han alzado ese INDIANISMO masticado como la coca sagrada. Es
decir, ese bagazo lo han vuelto a recoger (como si fuera el vómito de Reinaga)
para meterse a la boca y rumiar un poco”.[16] Es
interesante notar que Quispe resalta la influencia ideológica de Reinaga en el
MITKA, pero no nos dice nada sobre la relación personal de éste con la
organización indianista, pues si bien Reinaga influyó ideológicamente, no fue
parte de tal organización.
A decir del autor, la
inexperiencia política pesó mucho en el “Congreso Histórico Indio”:
“...por causa de nuestra
ignorancia en el campo político no podíamos ni cómo cuestionar, ni delinear una
línea correcta indianista-katarista. Es por eso, que el MITKA nace y crece con
una ideología doctrinaria híbrida y de fácil destrucción”.[17]
A pesar de ello, es el mismo
Quispe quien entonces propone que el MITKA “debe llevar sus propios candidatos
en las próximas elecciones generales y no debemos prestarnos candidatos ajenos
al campesinado”[18],
propuesta que será aprobada y llevada a la práctica.
Poco tiempo después, para
participar en las elecciones generales que debían realizarse a mediados del 78,
Luciano Tapia, quien era secretario de organización, fue nombrado candidato a
la presidencia y no así Constantino Lima, quien en el congreso fue oficialmente
electo como líder del partido. Esta decisión apuntaba a evitar la división del
MITKA por las pugnas de liderazgo entre Tapia y Lima. Sin embargo estas
disputas internas, el caudillismo y la inexperiencia política llevarán
inevitablemente a la división, ya que después de “un año y seis meses el MITKA
se divide y luego se subdivide. Finalmente, en 1985, muere asesinado como
movimiento indio por Tapia y Lima”.[19]
La división se da luego de dos
congresos, el primero en Tolata, el 30 de noviembre de 1979 y el segundo en
Oruro, el 15 de diciembre del mismo año. A estos eventos no se hace presente el
“jefe” del partido, Constantino Lima, a dar su informe y rendición de cuentas.
“el congreso se manifiesta y plantea la inmediata expulsión de las filas del
MITKA a Constantino Lima, Julio Tumiri, Ramiro Reynaga [hijo de Fausto Reinaga]
y Samuel Coronel. Con esta expulsión el MITKA se parte en dos fracciones”.[20]
Antes de que esta división se diera, en las elecciones de 1978 el MITKA obtiene
13.281 votos (0.71%) y en las de 1979, 28.344 votos (1.67%), más del doble de
la anterior elección. Para las elecciones de 1980 el MITKA se divide en MITKA,
liderado por Tapia y MITKA-1 liderado por Lima. El MITKA saca un total de
15.852 votos y el MITKA-1, 17.022 votos, haciendo un total en porcentaje entre
ambos de 2.5 %[21].
Tapia y Lima siendo candidatos
“indios” a la presidencia logran diputaciones en las elecciones del 80, pero
por el golpe de Estado de García Mesa del 29 de junio de ese mismo año no toman
sus curules, lo que recién será posible desde octubre 1982. Para Quispe la
participación de Tapia es intrascendente en el parlamento y considera que
“estaba sentado como un triste monolito de Tiwanaku y no pasaba de ser un ‘alza
mano más’”[22].
En cierta medida esto es explicable, pues Tapia estaba en un ambiente nuevo y
desconocido para él y no contaba con los recursos para desenvolverse en el
mismo. La participación de Lima como diputado deslumbra a Quispe por la forma
en que les habla a los “q’aras”: “Lima era el único Diputado que hablaba y
hasta el extremo de hacerle temblar a los q’aras”[23];
pero Constantino Lima sólo ocultaba, tras frases altisonantes y alzando la voz
cada vez que podía, sus propias limitaciones, aunque hay que resaltar que
atreverse a gritarles en la cara a los “q’aras” en aquellos tiempos fue un
hecho importante, aunque a todas luces insuficiente.
Tapia y Lima en el parlamento son
dos expresiones de las limitaciones de los movimientos indianistas. La forma en
que ejercieron el cargo de diputados los fue alejando de sus bases, lo que fue
agravando los problemas internos en el MITKA y el MITKA-1. El que dos
organizaciones indianistas lograran tener un diputado cada una en el
parlamento, en lugar de fortalecerlas las debilitó, lo que se sumó a los
problemas que ya se arrastraban desde antes. No es que la política sea una
maldición, sino que la inexperiencia tiene su costo y este fue pagado por
los indianistas. Por eso es importante estudiar al MITKA y otras experiencias
de lucha, pues sus aciertos y sus errores pueden transformarse en lecciones
para encarar las luchas actuales y así no “tropezar con la misma piedra”.
Antes de cerrar debo mencionar un
aspecto que nos relata Quispe en su libro, se trata de la fuerte carga
simbólica en la lucha del MITKA. Siendo una lucha que se desenvolvió en tiempos
en los que la inmensa mayoría de los “indios” renegaban de su origen, además de
que la izquierda “q’ara” era tan racista como la derecha criolla, los
militantes indianistas fueron objeto del racismo que denunciaban, incluso por
parte de los kataristas:
“...los militantes del MITKA por
izar más alto la sagrada wiphala (desenterrada de gruesas capas de tierra de
siglos y siglos), sufrimos el acoso y la agresiva represión de los
pseudo-kataristas [se refiere al sector de Jenaro Flores] y de la izquierda
señorial por el año de 1979. Ellos hermanados nos rompían las wiphalas, nos
escupían a nuestra cara”.[24]
Felipe lchuta, un militante
indianista, en una ocasión y con motivo de las agresiones que sufrían dijo
premonitoriamente:
“‘Jichhurunx kunayman lurapxistu,
uka uñiskhuch kataristanakax, ukhamaraki uka lluq’inakas aka wiphal apnaqipan.
Aka wiphalasax qhipurunst, kuna anus, phisis uka laphapayirikiniw. Jichhap
ampatxitatax jilatanak kullakanaka’. (Hermanos y hermanas, hoy en día nomás nos
abusan y nos hacen toda clase de abusos los kataristas y los izquierdistas por
manejar estas wiphalas. En el futuro cualquier perro y gato flameará nuestra
wiphala, haber se acordarán)”.[25]
Hoy ver flamear la wiphala es
algo muy normal, pero en los tiempos en que emergió el indianismo y en los que
se formó el MITKA esto no fue así. En aquellos años los “indígenas” no usaban
este símbolo. Hoy este símbolo de lucha indianista flamea no sólo en Bolivia,
pero muchos de los que la enarbolan ignoran lo que costó a los indianistas el
posicionarla.
Ya para concluir hay que decir
que en 1986 el MITKA vive su final, pues el VIII Ampliado Extraordinario de la
CSUTCB, que se realizó del 24 al 28 de febrero de 1986 en la ciudad de Sucre,
es aprovechado para “dejar en suspenso la sigla del MITKA y labrar otro
movimiento”[26].
Varios integrantes del MITKA se reúnen en la casa de Clemente Pimentel, militante
indianista que vivía en Sucre, y consolidaran la Ofensiva Roja de Ayllus
Tupakataristas (ORAT) que tendrá su expresión militar en el Ejército
Guerrillero Tupaj Katari (EGTK). El “trazado de este nuevo mapa
políticoradical”[27]
es otro capítulo que debe ser esclarecido.
[1] Felipe Quispe, El indio en
escena, Ed. Pachacuti, Chukiyawu-Qullasuyu, 1999, p. 7.
[2]
Ibíd., p. 11.
[3]
Ibíd, p. 14.
[4]
Ibíd, p. 20 (Nota 8).
[5]
Ibíd, p. 22. Los poetas concursantes que asistieron fueron, entre otros:
Ascencio Bautista, Celestino Choquehuanca, Fermín Apaza, Manuel Mamani, Adolfo
Chambi y Rufino Paxsi, quien tiempo después por la influencia indianista de
varios jóvenes será transformado en “amauta” y dirigirá las primeras ceremonias
del “año nuevo aymara”.
[6]
Luciano Tapia, quien fue uno de los fundadores del Movimiento Indio Tupaj Katari
y candidato a la presidencia por dicha organización; nació el 13 de diciembre
de 1923 en la provincia Pacajes (La Paz) y murió a los 86 años de edad el 10 de
julio del 2010; en agosto del mismo año, tras su muerte, fue objeto de
“reconocimiento” por parte de la cámara de diputados y la cámara de senadores, también
se hizo un homenaje en su memoria en el Hotel Torino en 31 del mismo mes.
Escribió su biografía titulada Ukhamawa Jakawisaxa (Así es nuestra vida),
libro que se publicó en 1995. Es bueno hacer notar que el objetivo de El
indio en Escena de Quispe “es para dar respuesta a la autobiografía de
Luciano Tapia” (p. 7).
[8]
Ibíd, p. 32.
[9]
Ibíd, p. 33.
[10]
Ibíd.
[11]
Ibíd.
[12]
Ibíd.
[13]
Ibíd., p. 34.
[14]
Ibíd., p. 35.
[15]
Ibíd.
[16]
Ibíd. La frase entre paréntesis es de Quispe.
[17]
Ibíd., p. 36.
[18]
Ibíd., p. 39.
[19]
Ibíd., p. 37.
[20]
Ibíd., p. 49.
[21]
Los números de votos y los porcentajes han sido extraídos del libro El
katarismo (1986) de Javier Hurtado, página 265.
[22]
Felipe Quispe, op. cit., p. 55.
[23]
Ibíd, p. 56.
[24]
Ibíd., p. 50.
[25]
Ibíd., p. 50.
[26]
Ibíd., p. 58.
[27]
Ibíd, p. 59.
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