Por: Carlos Macusaya
[Artículo
en abril del 2015 en http://grupo-minka.blogspot.com/
]
La presentación de las Obras
completas de Fausto Reinaga (ayer miércoles, 8-4-15) ha dejado mucho para
analizar. Desde el público que se dio cita, la ausencia del gestor del proyecto
de tal publicación, las vagas ideas que se vertieron, etc. Con relación a lo
último, tratándose de un homenaje (es lo más que se hace sobre Reinaga), era de
esperarse que las ideas lanzadas no pasaran de ser vagas y “flores” para Fausto,
como una especie de despedida después de un entierro. Pero de todas las
participaciones, la que me llamo la atención fue la de Álvaro García Linera,
vicepresidente de Bolivia, quien entre las cosas que dijo, muchas parecían ser
un intento (exitoso) de contentar a los presentes.
Sin entrar a detallar los varios
pasajes de la intervención de García Linera quiero resaltar que afirmó que
mientras él y otros han sido y son simplemente continuadores del pensamiento de
otros, Reinaga sería un “iniciador” (como alguien que se haría de la nada,
luego de romper con los “occidentales”). Pero en tal afirmación el “vice”
omitió (no creo que lo ignore) que Reinaga forja el indianismo con claras y
marcadas influencias: el nacionalismo revolucionario; la crítica de Marx a la
religión, la idealización indigenista de E. Valcárcel; la idea de Poder Negro,
que Reinaga convierte en poder indio, gracias a la influencia de Stokely Carmichel;
la idea de formar un partido y la relación de espontaneidad y conciencia por la
influencia de Lenin; la critica antioccidental de Franz Fanón (además de otras
influencias cercanas a la ciencia-ficción, como el libro El retorno de los
brujos de Louis Pauwels y Jacques Bergier). Reinaga, como cualquier otro
ser terrenal, no hace su pensamiento (indianista o “amautista”) de la nada.
Creo oportuno resaltar algo sobre
las influencias en Reinaga. Una de las influencias decisivas en Reinaga, y que
se pasa por alto, es la del peruano Guillermo Carnero Hoke. Este personaje es
quien termina llevando a Reinaga al “pensamiento amáutico”. Se puede decir que
Carnero Hoke es el padre del pachamamismo (no puedo entrar en detalles). El
tema es de importancia si consideramos que no solo García Linera, como le
expreso en la presentación de las Obras completas…, cree que Reinaga se refiere
a la comunidad “india” en su pensamiento; este es un prejuicio generalizado
entre los reinaguistas. Cuando Reinaga habla de la comunidad, en su indianismo,
se refiere a como los indigenistas pintan el mundo precolonial, y de hecho pone
mayor énfasis en el Estado inca que en la comunidad (Su hijo, Ramiro Reynaga, es
quien pone acento discursivamente sobre la comunidad); en su decadencia
amáutica Reinaga se refiere no ha alguna comunidad “india”, sino la comunidad
que el trata de formar a su alrededor (Comunidad India Mundial y Comunidad
Amáutica Mundial, ambos proyectos frustrados por el carácter no “comunitario”
de Reinaga).
Decía que Carnero Hoke es
importante con respecto al pensamiento de Reinaga. En lo que respecta al
“indio”, la comunidad y el proyecto de Reinaga, vale la pena resaltar que en
carta del 27 de enero de 1971, Fausto le pide ayuda a Carnero para “redondear y
precisar” lo que después sería Tesis
India. En tal carta Reinaga le pregunta a su amigo Guillermo Carnero:
“¿Cuáles han de ser las medidas inmediatas y mediatas que debe tomar el
gobierno indio? En otras palabras ¿Qué vamos a hacer con el Poder?
Objetivamente y tangiblemente ¿en que consistiría el socialismo cósmico?”[1] Reinaga no estudio la
comunidad ni tenía claro lo que sería el “socialismo cósmico”, por ello le pide
a Carnero le ayuda a llenar los vacios de su pensamiento.
La respuesta de Carnero muestra
que él no estaba en situación muy distinta a la de Reinaga. En carta del 24 de
febrero le dice a Reinaga: “Antes del advenimiento maldito de España, el
Tawantinsuyu era una colmena de comunidades, al igual que el cuerpo humano,
donde todo estaba integrado… ¡Allí esta nuestra fuerza; ahí está el Gobierno,
sus planes, todo!”[2]
Es como que Carnero le dijera a Reinaga “estoy como tú, no sé bien que sería el
socialismo cósmico”. Es decir que la “ayuda” de Carnero para que Reinaga
“redondee” la Tesis India fue casi nada. Casi nada porque en definitiva, sí fue
algo, pues Reinaga coloca en la Tesis India, siguiendo sus pálidas ideas sobre
el gobierno indio y la repuesta de Carnero Hoke, lo siguiente: “Que es el
socialismo indio?... El socialismo indio es el socialismo inka”[3], sin entrar en detalles
referidos a lo “Que vamos a hacer con el Poder” o sobre en que “Objetivamente y
tangiblemente… consistiría el socialismo cósmico”. Reinaga termina sin
explicitar aquello que confiaba Carnero le ayude a aclarar y ello porque ambos tenían
ideas muy vagas sobre la comunidad (se podría decir que eran más intuiciones).
Pero además del ejemplo anterior,
se podría entrar en detalles sobre cómo es que Carnero es quien le “mete” la
idea a Reinaga de que “ni Marx ni Lenin son científicos” y de que el “indio es
un mensaje” de “los abuelos”. Todo ello, sumado a otros aspectos, llevará a
Reinaga a que se pierda en el cosmos de su imaginación. Sin embargo, cuando
Reinaga se presenta así mismo, lo hace como alguien que no le debe nada a
nadie. Nunca menciona, por ejemplo, la importancia de Carnero Hoke en su
“pensamiento amáutico” y en su descalificación infantil a Marx (cabe mencionar
que Carnero Hoke es el padre de la idea de que “el indio es la reserva moral
del mundo” aunque él lo dijo así: “El indio es la reserva moral de nuestro
tiempo”[4], idea desmentida sin mucho
esfuerzo por los “indígenas”).
No basta tomar la forma en que
Reinaga se presenta a sí mismo (como alguien ajeno a influencias “foráneas u
occidentales”), eso el valioso sentimentalmente para un principiante, pero si
se quiere ir más allá hay que “desvestir” el pensamiento (y vida) de Reinaga y
ver “sus intimidades”. En contra de lo que decía García Linera, en sentido de
que Reinaga o es “continuador” sino “iniciador”, se puede decir que Fausto
continua con las idealizaciones indigenistas y las lleva al extremo gracias a
la influencia de Guillermo Carnero Hoke.
En general, varias de las ideas
que Álvaro García sostuvo sobre Reinaga eran más prejuicios y “salidas” a la
circunstancia. Claro que esto no debería extrañar, pues parece que García
Linera tiene claro que no se puede sacar mucho intelectualmente de Reinaga y lo
poco había que estirarlo, forzándolo. Pero el presentar a Reinaga, ante un
público donde la mayoría eran “iniciados en reinaguismo”, como un ser que se
purifico y así se hizo “autentico” no solo fue un flaco favor a los “indios”,
sino que tal forma de presentarlo conduce a que los “indios” busquen imitar lo
que supuestamente habría hecho Reinaga. Así se tienen “indios” entretenidos en
“purificaciones” en pos de lograr ser “auténticos”, escapando imaginariamente a
cualquier influencia “occidental” o “foránea”, por lo tanto se los vuelve “inofensivos”
(el canciller Choquehuanca es un patético ejemplo de esto).
Lanzar halagos a Reinaga,
presentarlo con adulaciones, conduce a que no se pueda tomar seriamente su
obra, tanto en sus aportes, limitaciones y contradicciones. Personalmente creo
que lo más lúcido de Reinaga se expresa en sus obras indianistas, lo que no
quiere decir que yo crea que se debería tomar esas obras como sagradas. De
hecho están plagadas de contrasentidos, confusiones, adjetivos, pero también de
perspicacia con respecto al orden racializado en Bolivia. Me atrevo a decir que
el más grande aporte de Reinaga fue plantear el problema de la racialización y
el papel del “indio” en tal orden social, lo que se hizo en sus libros
indianistas; mientras que en su decadencia amáutica, habla del “indio
imaginado”. En su indianismo Reinaga presenta situaciones de racialización que
tienen que ver con la vida concreta de los “indios”, mientras que en su
“amautismo” habla de un indio que no existe más que en su mente (en su etapa
amáutica Reinaga tenía relaciones más que tensas con los “indios” y no parece
mostrar ningún interés por las “comunidades indias” reales y concretas).
Si bien el vicepresidente no le
puso cuidado algunos de los aspectos que acá apunto, tal vez porque no
encuentra mayor importancia en la obra de Reinaga, eso no es pretexto para que
cerremos los ajos ante tales problemáticas. La mejor forma de homenajear a
Reinaga sería tomando en serio su trabajo, es decir siendo sumamente críticos con
él, sin descalificarlo ni ensalzarlo a ciegas.
No hay que perder de vista que
los homenajes a Reinaga han sido la mejor forma de evitar discutir seriamente
su pensamiento (muchos hemos caído en este error), lo que se reprodujo en la
presentación de sus Obras completas, a ello se sumo algunas afirmaciones de
Álvaro García Linera. Los halagos, que se derraman en abundancia en estos
homenajes, suelen silenciar los análisis serios e incisivos. Además, la
presentación de las Obras completas de Reinaga pareció el “ultimo adiós” a un
incomodo personaje y como en un entierro, quienes tomaron la palabra,
recordaron “lo bueno y maravilloso que era el finado”. Reflexión, crítica,
análisis, etc., totalmente ausentes. En esta situación urge que otra generación
tome la palabra sobre Reinaga.
[1] Fabiola Escárzaga, Fabiola
Escárzaga (compilación e introducción), Correspondencia
Reinaga-Carnero-Bonfil, Primera edición, Centro de Estudios Andinos y
Mesoamericanos (México), Fundación Amáutica Fausto Reinaga (Bolivia), La Paz,
2014, p. 158-159.
[2]
Ibid., p. 160-161.
[3]
Fausto Reinaga, Tesis India, Edición
especial en Homenaje a Fausto Reinaga en el centenario de su Nacimiento,
impresiones WA-GUI, La Paz-Bolivia, 2006, p. 84.
[4]
Ibid., p. 11.
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