martes, 24 de enero de 2017

Huanacuni, un David Choquehuanca sin aspiraciones presidenciales.

Carlos Macusaya

Uno de los cambios más destacados por los medios de comunicación, en relación a la reciente posesión de ministros del gobierno del MAS, fue la sustitución de David Choquehuanca por Femando Huanacuni. El hecho a llamado la atención a muchos e incluso no faltan quienes creen ingenuamente que este cambio en la Cancillería sería la señal de un “giro” en el gobierno. Sin embargo, este cambio o mejor dicho desplazamiento, obedece a “mantener la línea” ya expresada oficialmente en el pasado congreso del MAS, ir por la reelección de Evo Morales.

El resultado del referéndum del pasado año (21 de febrero del 2016), es decir la derrota del Movimiento Al Socialismo, puso en discusión varios aspectos problemáticos en el oficialismo, pero también dio lugar a que las aspiraciones presidenciales de David Choquehuanca se han un problema para la cúpula que maneja el gobierno. Aunque cabe señalar que el ahora ex-canciller, que lee las arrugas de los abuelos y se estimula con papalisa, nunca fue un peligro real para dicha cúpula, empero sí ponía en riesgo el “buen funcionamiento” de algunas organizaciones, sean de El Alto o de las provincias de La Paz.

Las disputas que se dieron a lo largo de estos 11 años entre sectores encabezados por David Choquehuanca y Álvaro García han sido motivo de comentarios “entre los pasillos” y hasta el presente son un “secreto a voces”. De ello un ejemplo: la nominación de Felipa Huanca como candidata del MAS a la gobernación de La Paz fue un logró de Choquehuanca, en desmedro de García Linera y su candidato, Eugenio Rojas (quien ahora es Ministro de Desarrollo Productivo, mostrado sesta designación como está la correlación de fuerzas dentro del gobierno). Los resultados de aquellas elecciones no solo evidenciaron la “lucidez política” de quien hoy es ex-canciller, sino que lo debilitaron más todavía. Con el reciente desplazamiento de Choquehuanca simplemente se ha coronado el final de una disputa que ya se había resuelto tiempo atrás a favor del sector “occidental marxista”, a pesar de los pataleos posteriores de quien salió perdiendo.

La designación de Fernando Huanacuni como reemplazante de Choquehuanca tiene un sentido muy claro: apunta a garantizar que desde la Cancillería no se busque promover otra candidatura ni confrontar en el intento al grupo de García Linera. Es decir, este remplazo apunta a que no se debilite el proyecto de reelección de Evo Morales (y García Linera). Hay que tener muy claro que si bien Huanacuni y Choquehuanca pueden ser considerados iguales en sus discursos, su relevancia o influencia en organizaciones sociales no es la misma. Huanacuni solo influye en algunos grupos místicos que políticamente son irrelevantes y no representan un problema real para quienes dirigen el gobierno; mientras que Choquehuanca, a pesar de su retórica comunitaria, no solo sabe de los “usos y costumbres” nada comunitarios de los dirigentes de las organizaciones sociales, sino que ha acudido a ellos en más de una ocasión en la disputa que ha tenido dentro del gobierno.

Algo que ciertamente reluce como imagen en este cambio en la Cancillería es la similitud del perfil de Huanacuni y Choquehuanca, siendo ambos personajes muy valorados en algunos espacios esotéricos y por consumidores de toda la cháchara promovida por ONG’s sobre “cosmovisión andina”. Esta similitud ayuda al gobierno alejar a Choquehuanca y mantener a la vez la imagen “indígena” que ha promovido a nivel internacional.

No está por demás decir que a pesar de que muchos consideran a ambos personajes como “investigadores de las culturas andinas”, se trata más bien de dos personalidades promotoras de la moda “occidental” del new ege “ancestral” y no tienen nada de investigadores (se trata de charlatanes). Son personas que han difundido ideas que, en función de llenar expectativas externas y de financiadores, han desfigurado los procesos históricos que se han dado en las luchas en Los Andes. Sus planteamientos y afirmaciones sobre la wiphala o el “año nuevo aymaras”, por ejemplo, y a pesar de que gustan a muchos ingenuos, son expresiones de su monumental desconocimiento y de lo ajenos que han estado con respecto a las luchas que se han dado en estas tierras.

Huanacuni, al igual que Choquehuanca, es la personificación de los estereotipos “occidentales” sobre los “indígenas”. Juega a ser un sabio, repitiendo ideas que no tienen sustento histórico; habla de abuelos que no tienen nombre ni pueden ser ubicados ni en el tiempo ni en el espacio; mistifica el pasado “indígena” para justificar los dislates que le han dado fama en algunos círculos místicos; se regodea en una ficción que ha servido para esterilizar los potenciales políticos de muchos “indígenas”. ¿Qué nos podría decir Hunacuni sobre cómo emergió la wiphala, enarbolada por jóvenes aymaras que, en medio de insultos y agresiones físicas, se definían como indianistas? ¿Podría caracterizar los esfuerzos de jóvenes aymaras, como German Choque Condori, por forjar el hoy llamado “año nuevo aymara” como una espacio de afirmación identitaria a finales de los años 70 y principios de los años 80? Por supuesto que no podría decir nada serio, al igual que el señor Choquehuanca.

Me viene a la mente una conversación que tuve con un amigo, al poco tiempo de pasada la anterior reelección de Evo Morales: este amigo había asistido a unas charlas del señor Huanacuni, charlas en las que el ahora canciller se refería a que este tiempo era el tiempo del huanacu, el tiempo de Huancu-ni!. Claro que este anuncio “profético” del supuesto sabio no apuntaba a desplazar a Evo Morales, sino a que él, Huanacuni, era el “guía espiritual” designado por el cosmos. Huanucuni expresaba ya entonces su ánimo de ocupar el espacio que hasta hace poco ocupaba Choquehuanca.

Los dislates de Huanacuni, muy bien acogidos por quienes cultivan prejuicios racistas que aparentan ser “respeto al otro”, no tienen relevancia para comprender la situación de los aymaras en el siglo XXI ni en ninguna época. La Alasita, por ejemplo, desmiente rotundamente toda la cháchara proferida por este tipo de personajes de feria: los aymaras no están preocupados por “preservar” ni “recuperar” su cultura, sino por estar a tono con la época contemporánea. Pero en las ideas religiosas orientalistas de Huanacuni, con fachada andina, lo que no tiene lugar es, lógicamente, aquello que lo desmiente, aquello que deshace esas fabulas.

Sin embargo, lo que importa a quienes dirigen el gobierno en el desplazamiento de Choquehuanca no es la “seriedad” del conocimiento sobre los “indígenas” que el reemplazante posee, sino mantener una imagen y evitar que se generen dentro del propio MAS frentes que debiliten al gobierno en sus intenciones de lograr que se habilite a Evo Morales para una nueva reelección. Huanacuni es un Choquehuanca a nivel discursivo, claro que con más delicadeza, pero sin aspiraciones presidenciales ni vínculos con organizaciones sociales y ello le ha merecido ser la mejor opción para alejar a Choquehuanca. Es decir que se puso alguien que juega un papel que gusta al público exterior y que políticamente es inofensivo dentro del propio gobierno, favoreciendo así a que el grupo que se ha impuesto ya hace tiempo atrás en el gobierno continúe sin mayores inconvenientes en la conducción del mismo.

Muy a pesar de la conocida amistad entre Choquehuanca y Evo Morales, está claro, como se dice en varios espacios, que si bien muchos son evistas, Evo es alvarista. En esta clara postura del presidente, su amigo Choquehuanca ha salido perdiendo y Huanacuni “ganó” un importante espacio para vender su charque, mientras deja tranquilos a quienes mandan.

miércoles, 18 de enero de 2017

¿Qué hay detrás del eqeqo y de las alasitas?



Pedro Portugal Mollinedo*


Este 24 de enero se repetirán escenas familiares. En el Campo Ferial de Alasitas y en las principales plazas de La Paz, multitudes intentarán comprar objetos en miniatura para hacerlos bendecir, si es posible justo a mediodía, por un yatiri y al mismo tiempo por un sacerdote católico.

Esos objetos representan los bienes materiales que se desean obtener durante el año: casas, vehículos, vituallas diversas. También existen documentos diminutos: certificados de nacimiento, títulos profesionales, libretas de servicio militar… Todo bien no material que se espera lograr en el año en curso. Pero sobre todo abunda el dinero en miniatura: bolivianos, euros y especialmente dólares americanos.

Estas adquisiciones tienen poco valor si no reciben la consagración de un oficiante nativo y el agua bendita de un cura católico. Pululan los yatiris, muchos de ellos sin conocer de la liturgia andina sino lo necesario para ganar bastante dinero en esta oportunidad. Los sacerdotes católicos son desbordados por las demandas. Algunos de buen grado asperjan las miniaturas que la multitud les tiende. Otros lo hacen de manera reticente. En alguna esquina quizás miembros de algún grupo evangélico fundamentalista, distribuyan panfletos condenando estos actos
“satánicos e idolátricos”.

Esta actividad febril llamada alasitas (del aymara “cómprame”) es presidida por un idolillo regordete y bonachón, cargado de objetos que representan la abundancia y que, comúnmente, tiende sus brazos hacia delante, no sabemos si para sugerir que lo adopte el comprador o para mejor sujetar sus bártulos. Este amuleto es el eqeqo.

La mayoría de los paceños no se interrogan sobre la naturaleza de esta festividad. No es reverente inquirir sobre un acto que, por lo intenso, se lo vive y no se lo debate. Entre los estudiosos unos ponen acento sobre el importante flujo económico que representa. Otros insistirán en el sincretismo religioso que esta fiesta parece proclamar. ¿Pero, qué es lo que hay realmente detrás del eqeqo?

Origen de las alasitas y del eqeqo

El eqeqo tiene actualmente la figura de un hispano enano y obeso. Generalmente se lo representa de tez blanca, con bigotes, tocado de un sombrero criollo. Esta figuración actual tiene poco que ver con la de sus orígenes.

En sus inicios qolla y pre incaico, era un personaje más bien magro, con joroba y con un prominente órgano sexual. Era la deidad de la fortuna y de la prosperidad y su fiesta, el 22 de diciembre, coincidía con el solsticio de invierno. (Ver Navidad y sociedades andinas, periódico Pukara Nº 2, diciembre- enero 2005).

El eqeqo, o eqaqo, era una illa, fuente de poder mágico destinado a favorecer la reproducción biológica del ser humano, del ganado y de los bienes materiales. Era hecha principalmente de la piedra bezoar extraída del estómago de los auquénidos y también de oro, bronce y otros metales. Después de la invasión española se utilizó en abundancia la piedra y otros materiales menos nobles.

En la Fiesta del Qhapaj Raymi, el 21- 22 de diciembre, se celebraba la chhala, el intercambio de reciprocidad mediante el cual se obtenían las illas, entre ellas el eqeqo. El eqeqo era adquirido desnudo. Vestirlo y ponerle encima accesorios en miniatura obedecía seguramente a un ritual de magia por simpatía: La creencia de que la evocación o reproducción de un ente u objeto provoca la posesión o influenci en el mismo. De esta manera se pensaba que la vestimenta y miniaturas con que se engalanaba al eqeqo se materializarían en el curso del año.

Esta idea sobre el poder de las miniaturas perdura en el mundo andino estrechamente ligada a los orígenes de alasitas. Hasta los años 80, aproximadamente, no era raro encontrar en las calles de la ciudad, durante los meses de noviembre y diciembre, pequeños puestos donde las niñas vendían miniaturas: prendas de vestir, objetos, utensilios, etc. Los compradores adquirían los objetos a través de sacar suerte en papelitos doblados.

La colonización La colonización española, en éste como en otros aspectos, perturbó la vida social y espiritual andina. A nivel religioso la armonía conceptual fue dislocada por la arremetida conocida como “extirpación de idolatrías”, sufriendo el conjunto sistémico religioso y sobreviviendo los rasgos que podían ofrecer mayor asidero para la resistencia espiritual andina. Uno de estos sobrevivientes fue el eqeqo, al costo de acrecentar el carácter simplemente mágico de su concepción.

El eqeqo era venerado en las áreas rurales y en los sectores urbanos donde vivían indios. Este “culto”, al estar relacionado con la chhala, adquirió seguramente formas de expresiones tan manifiestas e importantes que el poder español consideró bien “legalizarlo”. Lo hizo, empero, trasladando su fecha de realización al 20 de octubre, como “homenaje” a la fundación de la ciudad de La Paz en 1548.

Así esta festividad empezó a adquirir aspectos de feria comercial. Sin embargo, la concepción andina se mantuvo y terminó por impregnar las nuevas actividades económicas en que estaba inmersa. Como rasgo ilustrativo señalemos que cuando la persona andina realizaba la transacción de adquirir una figurilla de eqeqo, al no poder efectuar la operación económica de reciprocidad de la chhala y utilizar dinero, no empleaba el término “comprar”, sino “cambiar”, siendo el intermediario de cambio el dinero. Actualmente se sigue utilizando el verbo “cambiar” cuando se trata de adquirir imágenes u objetos de connotación religiosa, sean o no de origen andino.
El cambio al 24 de enero. Otro cambio en la fecha de realización se efectuará siglos después.

En 1781 la ciudad de La Paz vive un cerco de decenas de miles de indios comandados por Tupaj Katari y Bartolina Sisa. Los ejércitos indios controlan los caminos de acceso, garitas y manantiales de agua, sumiendo a esta ciudad en una situación de desesperación y hambruna que llevo a sus habitantes incluso a actos de antropofagia.

Cuenta una tradición que una mujer aymara, empleada de la criolla Josefa Úrsula de Rojas Foronda, esposa del Gobernador y Comandante de armas de la ciudad de La Paz, Sebastián de Segurola Marchain, poseía una imagen del eqeqo, regalada antes por su esposo, quién se encontraba ahora entre las huestes que cercaban a La Paz.
Durante el asedio, éste combatiente aymara habría suministrado de manera clandestina y continua a su amada raciones de alimentos, introducidos en incursiones por los desagües de la ciudad.
Estos alimentos habrían sido acumulados en la vivienda que tenía la empleada en casa de su patrona. Entretanto se aproximaban desde Buenos Aires tropas españolas al mando de Reseguin para romper el cerco y salvar a los españoles. Mientras, el cerco hacía estragos. Úrsula, la esposa del gobernador Segurola, encontrándose en estado grave de desnutrición, habría recibido la ayuda de su empleada quien la habría alimentado con las vituallas almacenadas alrededor del eqeqo. De esta manera Úrsula salvo la vida y habría adquirido reconocimiento íntimo hacia esta illa.

El 18 de octubre de 1781 las tropas de Reseguin rompen el cerco indio. Para pacificar la región se propone a los líderes indígenas la firma de un pacto que soluciones las causas del conflicto.
A pesar de la firma de ese pacto, o tal vez porque era solamente una treta, el 14 de noviembre de 1781 es descuartizado Tupaj Katari para escarmiento para los sublevados.

El cambio al 24 de enero Algunos años después, en 1786, Segurola decide reinstaurar la feria de alasitas cambiando su fecha de realización. Se la traslada del 20 de octubre al 24 de enero, como homenaje a Nuestra Señora de La Paz, a quien se atribuye el milagro de haber salvado la ciudad de la arremetida indígena.

Las razones por las que Segurola reinstaura esta festividad son motivo de especulación. Después de una insurrección indígena lo común era exagerar esfuerzos para hacer desaparecer toda traza de identidad indígena. Quizás existe alguna verdad en la tradición relatada. O quizás el español se sentía bastante fuerte y seguro para tolerar algo de “identidad indígena”…

De todas maneras se intenta menoscabar la identidad indígena de esta festividad; intento focalizado en la imagen misma del eqeqo. A partir de entonces esta illa deja de tener su representación tradicional para asimilar la del español conquistador. Es comúnmente aceptado que el eqeqo adquiere la facha rostro, aspecto e indumentaria del gobernador Segurola, o bien de la de su suegro, el encomendero Don Francisco de Rojas. Se impone también entonces la costumbre de vestir al eqeqo y, progresivamente, cubrirlo de miniaturas antes de venderlo.

El eqeqo en la actualidad La festividad del eqeqo es hoy día una de las más importantes en las ciudades de La Paz y de El Alto. Se la realiza también, en otras fechas, en distintas ciudades de Bolivia, así como en Puno y Cuzco (Perú), norte de Chile, Buenos Aires y norte de la Argentina.

La difusión internacional de esta festividad típicamente paceña, conduce a algunos bolivianos a querer “patentar” esta tradición y seguramente cobrar “derechos de autor”, pues sienten que la reproducción de esta fiesta es un “robo cultural”. En realidad si hubo “robo”, fue del poder colonial y del Estado boliviano que lo reemplazó, en desmedro del poblador aymara. Allí donde se impone alasitas es sobre la base de una población aymara. Se trata de una influencia cultural nativa que nada tiene que ver con la planificación “cultural” del Estado boliviano.

La fuerza de esta expansión cultural es tan intensa que alcanza a quienes no son étnicamente aymaras o andinos. Es la intensidad de esta fuerza la que nos obliga a considerar la proyección y el contenido consciente que debemos dar a esta festividad.

¿Qué significan el eqeqo y alasitas? El eqeqo y alasitas son parte de la resistencia cultural andina, en la que es perceptible la añoranza de las épocas cuando la abundancia y la prosperidad eran producto del libre accionar de estos pueblos. Pero no se trata únicamente de rememorar.

Esta festividad nos indica el valor que tenían las nociones de bienestar material y progreso social en la etapa precolonial. La importancia ritual de los mirañtayaniri (lo que hace multiplicarse a los ganados) y de los waljaptayiri (lo que hace multiplicarse a los bienes materiales), se han mantenido hasta ahora, adecuándose a los usos, costumbre y necesidades contemporáneas. Por ello la abundancia en la venta y compra durante la feria de alasitas de casas, vehículos y otros elementos en miniatura; la demanda impresionante de las reproducciones en pequeño de dinero: bolivianos, euros y dólares.

Esta festividad muestra el espíritu emprendedor del pueblo andino en su afán de apropiarse de los medios que aportan confort, progreso y dinamismo económico. Desdice también la imagen que se ha querido imponer de estos pueblos, como sociedades estáticas, ancladas en la supervivencia y recelosas de integrar bienes y usos contemporáneos. Esta imagen no corresponde al pasado ni al presente de estas sociedades y nos indica que su futuro tampoco es aquel sobre el cual teorizan algunos.

Para eliminar a los pueblos nativos, aislarlos de la toma de decisiones; para tratar de impedir su derecho a autogobernarse y gobernar, se han popularizado nuevos mitos. Uno de éstos es que los pueblos originarios tendrían una aproximación radicalmente diferente a los mecanismos de progreso económico contemporáneos; estarían vigentes en estos pueblos prácticas románticas de coexistencia con la naturaleza que implicarían una no transformación del medio y la ausencia de mecanismos de creación y administración de excedentes. El eqeqo y las alasitas son un desmentido de esta idea.

El peligro de esta y otras ideas es que son asumidas por intelectuales indígenas pensando que se trata de elogios y no de anatemas, de aportes para el cambio y no de recursos inmovilizadores. Reivindicar al eqeqo, no es desandar a la magia de la simpatía, creyendo que de manera maravillosa lo que adquirimos en pequeño se convertirá en grande. Eso lo creen sobre todo los blancoides que asimilan sólo la parte externa de esta festividad. Es reivindicar para el indio la conducción de la economía, el desarrollo y el progreso en este país.

El presente artículo se publicó en el periódico Pukara, del 7 de enero al 7 de febrero de 2006, año 1, número 3.
* Fue exiliado a principios de los años 70, en la dictadura de Banzer. Estudio historia en Francia y al retornar a Bolivia en los años 80, fundo Chitacolla, medio escrito que estaba vinculado al Movimiento Indio Tupaj Katari (MITKA). Actualmente es director de periódico Pukara.

martes, 10 de enero de 2017

Katarismo y Poder Kolla: Propuesta Ideológica y Política.

Fernando Untoja Choque


Introducción

Para preparar una verdadera transformación y dar respuestas claras; es necesario cambiar en las formas de pensar y las formas de aprehensión de nuestra estructura social y económica. El Katarismo es el pensamiento de la afirmación del Kolla Aymara y su concepción nos permite romper con la visión ortodoxa que representa o imagina a Bolivia como una estructura dicotómica donde por un lado hay: indios, indígenas originarios y por otro un mundo de mestizos.

Es conocido que todos los proyectos políticos sean de izquierda o derecha se elaboran a partir de esta dicotomía; la generalización de esta lógica y su registro en la mente de muchos ha producido grupos ideológicos y políticos que se reclamen de “indianistas,” “indigenistas” y por otra lado la dicotomía marcada por prejuicios coloniales y feudales hace que algunos se reclamen de izquierdistas, socialistas y mestizos.

Frente a esta visión dicotómica el pensamiento Katarista plantea la necesidad de otro enfoque para comprender nuestra realidad. Nosotros no pensamos en términos dicotómicos sino en términos de dominancia y dominación Kolla Aymara, si bien la sociedad boliviana es conjunto de estructuras heterogéneas, es incuestionable la dominancia Kolla en el todo el país. Es esta que da identidad a Bolivia; pero los enemigos de la nación Aymara-quechua han presentado a Bolivia como un conjunto formado por "indígena-indios y originarios campesino".

La totalidad socio-económica es un conjunto de estructuras heterogéneas; más precisamente existen tres estructuras, cada una de ellas con lógica propia, la totalidad social y económica, funciona, se reproduce en base a las relaciones que se operan entre las tres estructuras. Si identificamos esas tres estructuras y las relaciones que aseguran el funcionamiento de nuestra sociedad y nuestra economía, podríamos pronunciarnos sobre el carácter de la economía y la mentalidad de los actores sociales y políticos. Nuestro acercamiento toma la figura que podemos llamar de cinematográfico; primero se presenta en términos macro-sociales y panorámicos la presencia de tres estructuras: existen las prácticas del Ayllu, las prácticas feudales y capitalistas. 

Cada una de ellas funciona con una cierta autonomía y lógica propia. Así el Ayllu funciona con el principio de la rivalidad practicada en el comercio por los Kolla en el País, la feudal con el principio de la pertenencia, practicada por las instituciones del Estado Importado; y la capitalista con la lógica de la competencia; es el juego de las tres lógicas que mueve el sistema económico y social.

Cada lógica se mueve con respecto a la otra contigua en sentido opuesto, en ese proceso se genera tres tipos de relaciones de la sociedad: relaciones de yuxtaposición, colisión y articulación. Esta presentación nos permite en un segundo plano comprender la articulación entre el Ayllu y capitalismo, relación en la que el principio liberal adquiere toda su fuerza.

El juego de las estructuras y relaciones, nos permite entender la lógica mercantil y la acumulación del capital en la economía boliviana, donde los actores del ayllu y capitalismo se constituyen en la fuerza motriz del desarrollo económico y social. Este diagnóstico nos muestra las posibles consecuencias de ese juego de relaciones, nos muestra los elementos que se presentan como obstáculos en el desarrollo económico y también los cambios que se generan en la vida económica y social.

La Tesis katarista es mostrar que los Kolla Aymara están en el juego de la articulación entre la economía del Ayllu y el capitalismo, esta articulación es un hecho importante y no sólo aporta fundamentos históricos para la comprensión de los acontecimientos actuales, sino también proporciona los medios positivos y prácticos para hacer frente a numerosas cuestiones, fenómenos y acontecimientos que se producen en estos tiempos.

Mientras los experimentos de la economía estatal, continúan repitiéndose de manera cíclica la fuerza liberal de los ayllus en la economía boliviana se articula con la lógica del capitalismo y esta articulación es la base de un nuevo desarrollo a emprender. Pero muchos marcados por prejuicios teóricos no ven esta gran metamorfosis en la economía boliviana. El desafío no sólo es de comerciantes que empeñados en la acumulación del capital mercantil ocupan todo el territorio boliviano (y más allá de las fronteras), sino es también un desafío intelectual y político para comprender esta metamorfosis; solo así se puede construir proyectos políticos donde el actor principal es y será el Kolla Aymara.

I.- Rivalidad, Pertenencia y competencia.

La economía del Ayllu funciona en base a la rivalidad, es esta la que permitió en el transcurso de la historia la reproducción social y cultural. No es como afirman los “indianistas y los indigenistas” que en la “comunidad indígena” todo es armonía y todo funciona en base a las relaciones de “reciprocidad”, “redistribución” y “complementariedad”. Esta manera imaginar o especular no es nada más que copia de pensamiento del colonizador. Antes los salvajes eran malos ahora es la figura del “buen salvaje” que sirve de mito para oprimir y negar la identidad Kolla-Aymara. 

En la realidad es la relación de rivalidad que juega el motor del potenciamiento económico y de reproducción cultural de los q'amiris contemporáneos, es la rivalidad que impulsa la expansión de los Kolla en todo el país, es la rivalidad que estimula la innovación y la producción de la cultura entendida como fiestas, ritos y ambiciones.

Esta lógica de la rivalidad está vigente con mucha fuerza en nuestros tiempos, pues permite, entrar en el juego de la economía mercantil. Se convierte en la respuesta a los problemas del empleo, de la subsistencia y la decisión para jugar y acumular en el comercio. Pero el desarrollo de la rivalidad como motor de la expansión mercantil, encuentra límites cuando los mercaderes Kolla se ven obstaculizados por las barreras de la estructura feudal como ser el nepotismo, los clanes familiares cobijadas en las instituciones del Estado Importado.

Una segunda estructura es la feudal, si bien ya no existe relación feudal en tanto que pertenencia al feudo territorial; las instituciones y la estructura mental están marcadas y llevan el sello de la lógica de pertenencia a un “feudo”: clanes familiares, roscas, prácticas de nepotismo, corrupción, relaciones feudales en todas las instituciones. 

Entonces el principio que rige esta estructura es la pertenencia. Su movimiento va en sentido contrario a la lógica de rivalidad del Ayllu, por lo tanto produce relaciones de colisión y de yuxtaposición. La lógica de pertenencia también es una barrera para el desarrollo del capitalismo.

Emprender y ser empresario no es fácil para el Kolla Aymara; lo feudal impone desde las instituciones: filtros, selección, preferencia en función del principio de pertenencia; por eso un comerciante, un productor está a la merced de las instituciones burocráticas y leyes de la estructura feudal. La relación es la de yuxtaposición y colisión con respecto al capitalismo.

Por otra parte es innegable la dominancia de la lógica del capitalismo en la economía boliviana, unos y otros compiten para seguir en el mercado, todos están con el dinero, crédito, relación trabajo-capital, comercio interno y externo; está en juego permanente la innovación tecnológica; pero la barrera al desarrollo capitalista es la lógica feudal.

El capitalista que sea comerciante o productor para hacer negocios tiene que pasar por los canales feudales, generalmente la dinámica del capital en Bolivia funciona al ritmo de la lógica feudal; por eso el empresario que no esté ligado al régimen de turno y al favoritismo político no tiene muchas posibilidades de éxito y la situación es peor para el mercader Kolla.

Entonces el Kolla debe definir estrategias para generar su propio empleo, o para la supervivencia. El movimiento de la lógica capitalista va en sentido contrario a la feudal por tanto las relaciones son de yuxtaposición y colisión. En estas relaciones se nota claramente la oposición entre las lógicas de rivalidad y pertenencia, entre pertenencia y competencia, las relaciones de oposición bloquean el funcionamiento de la economía y de la sociedad.

Nuestra lectura encuentra que en la sociedad y la economía boliviana dos lógicas se mueven en el mismo sentido: la rivalidad y la competencia. Es en esa dinámica estructural que se articula el Ayllu y el capitalismo.

Los enfoques economicistas hacen abstracción de las colisiones y articulaciones de estructuras, apuntan generalmente a las consecuencias principales de la economía convencional; antes de observar el cuadro grande, ofrecen un vistazo al panorama macro-económico como ser: Política económica, la política monetaria, los mercados financieros, el papel del oro, las reservas, todas ellas relacionadas ciertamente.

Pero no formulan ni plantean preguntas ¿por qué Bolivia, sigue estancada en su desarrollo? Tampoco dan respuestas a las razones de la expansión de la economía llamada “informal”; últimamente ésta es rebautizada con el nombre de “economía popular”. ¿Entonces dónde están las respuestas políticas y de proyectos de sociedad de parte de los indianistas e indigenistas?

II.- Yuxtaposición, Colisión y articulación

Ahora veamos cómo se generan las relaciones en la sociedad boliviana. Nuestro propósito es doble. En primer lugar, estas ideas fueron objeto de reflexión durante varios años en el desdoblamiento del circulo Katarista-Ayra, ahora queremos presentar las ideas principales desarrolladas con propósitos políticos. Es sobre los fenómenos como la Yuxtaposición, colisión y articulación de estructuras económicas del Ayllu y del capitalismo que el círculo katarista ha explorado la vivencia de nuestra gente en el comercio. 

Cuando nos referimos a la articulación, no solo es la articulación ayllu-capitalismo, sino también la articulación entre la geno y la feno estructura; las dos están y marcan la materialidad y la idealidad en la sociedad.

En segundo lugar reflexionar cómo tales ideas y comportamientos pueden encontrar su camino en la psique boliviana, por eso esto exige en la mente de los kataristas, un minucioso trabajo de replanteamiento de la naturaleza y finalidad de la vida económica y enfrentar un desarrollo. El tiempo dirá si nuestras apreciaciones al respecto están bien fundadas, por ahora lo que nos queda es seguir los pasos de esos hombres y mujeres liberales que arrasan con las fronteras sociales y territoriales y establecen relaciones comerciales en el juego de la rivalidad y competencia.

El espacio social y la maquina económica se caracteriza por la presencia de tres tipos de relaciones: Yuxtaposición, colisión y articulación; es innegable la presencia y existencia de estructuras socio-económicas capitalistas, del mismo modo la permanencia de instituciones feudales; estas dos sellan el funcionamiento de las instituciones generando una relación de colisión entre lo feudal-capitalista. En el espacio socioeconómico el ayllu (la rivalidad) se posiciona frente a dos principios que se reproducen material e idealmente, los mercaderes Kolla actores de esta lógica, entran en el juego de las relaciones hasta establecer la articulación rivalidad y competencia. En este proceso de colisión y articulación de estructuras, el desarrollo económico, político y cultural en el transcurso de la historia no ha sido entendido por los pensadores ni por los actores políticos. Esto hace que un país dotado de todos los recursos como ningún otro en el mundo, siga condenado a la economía de extracción de materias primas, sin poder generar riqueza.

En esta relación de estructuras es la mentalidad e institucionalidad feudal la que no permite el desarrollo económico. La lógica capitalista no encuentra complementariedad institucional. Este desfase marca el dis-funcionamiento económico y un comportamiento curioso de los actores sociales (agentes económicos, actores políticos).

La realidad de la máquina económica es una sola: con la internacionalización del Capital, lo local y lo global están marcados por la lógica del capital, por eso toda forma arcaica, o formas “economía de subsistencia” funciona al ritmo de la relación capital-trabajo. La lógica del Capital no admite relaciones económicas comunitarias ni autonomía de estas últimas. En la realidad lo que se constata es la acumulación del capital forjada por el mercader; desplazamiento y acumulación de fortuna, acaparamiento de la propiedad inmobiliaria,…etc. La realidad muestra que existe desde hace dos o tres décadas la dominación capitalista y esta se articula con la dominancia y las prácticas económicas del Ayllu.

La economía capitalista en su racionalidad y funcionamiento busca siempre el excedente, esto significa que no existe capitalismo sin explotación, no existe ética en la máquina económica capitalista; toda economía obedece a las exigencias de la producción de excedente, esta es la condición de su reproducción y a su vez la reproducción de las condiciones para producir excedente. En el estudio del realismo económico, no solo se debe tomar en cuenta lo social, lo solidario sino sobre todo el problema de la generación de excedente y ver cómo y qué tipo de institución es conveniente y para la economía; la institucionalidad es el elemento ignorado por la economía política y obviamente por las políticas de desarrollo. 

En nuestro país el proceso de desarrollo se ve estancado por falta de reglas claras en la sociedad. La definición de reglas claras es difícil cuando el Estado está en poder de una minoría oligárquica de izquierda, que además convierte al Estado en mercader y hace una competencia desleal a los comerciantes Kolla.

Se escucha y se lee en el discurso maquinal de los marxianos bolivianos que el agotamiento y el fin inminente del capitalismo está cerca, del mismo modo los neoliberales bolivianos que creen en la ineluctable perpetuación del capitalismo dejan de estudiar los fenómenos reales, solo representan formalizaciones y escenarios ajenos a la realidad. En el capitalismo existe la posibilidad de rechazar progresiva y sistemáticamente campos que se convierten en obstáculos a la determinación de la ganancia y la reproducción dinámica de relaciones sociales, para esto necesitamos reglas de juego claras y coherentes y no un Estado mercader.

Para el pensamiento Katarista, es necesario explotar las potencialidades del Kolla en esa articulación del Ayllu y el capitalismo, es ahí donde los actores económicos muestran su fuerza para el desarrollo económico. Este sólo es posible si existe libertad individual, derecho a la propiedad privada y que el Estado deje de administrar cosas de los particulares. Los actores económicos en el Ayllu siempre fueron capaces de administrar sus propiedades mientras que el Estado en Bolivia ha demostrado su incapacidad para enseñar el manejo de la cosa privada. A partir de este contexto y el respectivo análisis, los Kataristas planteamos nuestra propuesta política libertaria para el siglo veinte uno. Una propuesta que sólo sigue y expresa la marcha de afirmación económica y cultural de los Kolla en el continente Sud Americano. 

Desde la visión Katarista, frente a una elite oligárquica corrompida, propugnamos y buscamos que los mejores administren el Estado, que los ciudadanos administren su propiedad en el juego de la relación de rivalidad y capitalismo.

III.- Exigencias y Prioridades Políticas

Una de las exigencias y prioridades es la Libertad. Es prioritaria en el sentido del concepto y acción, la libertad en sí del hombre boliviano-Kolla: sea filosófica, cultural, credo religioso, político, económico, raza o etnia a la que pertenece, toda libertad en el pensar del individuo se traduce en la libertad individual, económica, política y social.

La Libertad individual para los kataristas (Kolla-Aymara) es resultado de la práctica de rivalidad: sin rivalidad no hay libertad individual ni colectiva, sin rivalidad no hay fuerza de lo humano en la sociedad. Los Derechos Individuales del hombre Boliviano están marcados por la práctica de la rivalidad, cuyo límite nos es otro más que el derecho ajeno.

Para el Kolla es importante el Derecho de disponer de su cuerpo del modo en que estime oportuno de manera ilimitada, siempre y cuando no se ejerza coerción sobre otras personas. Por la lógica de la rivalidad el Derecho al egoísmo racional como motor de la creación y la innovación. Derecho a elegir sus propios valores y acciones mediante la razón. Derecho a existir por sí mismo practicando la rivalidad, sin sacrificarse por los demás ni sacrificando a otros para sí y que nadie tenga derecho a obtener valores provenientes de otros recurriendo a la fuerza física. Derecho a la asociación o pactos voluntarios; Derecho a elegir y practicar el credo o religión que más le parezca y Derecho al Ateísmo.

Libertad económica: Sin libertad Económica no existe prosperidad global. Entonces respeto pleno a la propiedad privada (sobre todo la propiedad del trabajo, propiedad legítimamente adquirida la cual es soberana); Libertad de mercado en el marco de los intereses del Estado y la sociedad; derecho a la inserción racional en el proceso de globalización; Fomento y promoción de la inversión privada nacional, y extranjera en todos sus niveles.

Libertada social y política. Sin libertad Política y Social no existe ciudadanía. Convivencia en un Estado de derecho regida por una Constitución, que salvaguarde los derechos inalienables del hombre boliviano, en la que las leyes sean neutrales y universales para fomentar los méritos y que nadie tenga privilegios. Supremacía de una sociedad civil formada por ciudadanos libres y no por súbditos, ni “naciones imaginadas”. Gobierno sin oligarquías (de unos pocos contra la mayoría). Un gobierno compuesto por los mejores. Servidores públicos totalmente obedientes a las leyes, quienes deben rendir cuentas con arreglo a la ley y estar sujeto a la inspección y control constante de los ciudadanos. Estado descentralizado en autonomías y/o federaciones donde existan condiciones.

Por eso para los Kataristas sin la Libertad del ciudadano y de la economía no hay igualdad de oportunidades. No buscamos la “igualdad absoluta o el igualitarismo cándido”, tampoco hacer “iguales a todos”, violando la libertad a nivel individual. El espíritu libertario del Kolla es la garantía para superar los problemas que afrontan algunas sociedades cerradas.

Por lo tanto en vez de plantear una: “una unidad o igualdad en la diversidad” o una “complementariedad de opuestos”, nosotros postulamos: Pasar de la dominancia económica a la hegemonía política. El Poder Kolla no solo es acumular, sino es empoderarnos del Estado y asegurar “la igualdad de oportunidades”. Mediante condiciones materiales y jurídicas que otorgue el Estado, que cada boliviana y boliviana forje su futuro y progreso sobre la base de su propio esfuerzo y trabajo. Dichas condiciones materiales y jurídicas se traducen en: Educación y cultura; Trabajo estable; Salud física y mental; Apoyo a la producción nacional; Seguridad ciudadana; Seguridad y estabilidad Jurídica.

Para los Kataristas Libertarios, la democracia y la práctica de la rivalidad es el respeto a la pluralidad y al debate de ideas y de pensamientos. A partir de la democracia se pueden dar solución a los problemas estructurales y coyunturales detectados anteriormente. Un ejemplo: La concepción Katarista no incluye ni excluye a los bolivianos, todos son actores fundamentales de la actividad económica productiva, todos son actores políticos; lo que cuenta en primer orden es el ciudadano, así pondremos fin a la actual situación de manipulación y control como piezas políticas a supuestos movimientos sociales disfrazados de indígenas indios originarios o campesinos.

Además daremos solución a los problemas estructurales, re-articulando el Estado-Nación y lograr la conformación de un nuevo sector dinámico empresarial. Con lo que crearemos el nuevo sujeto político y económico: Pequeños, medianos y grandes productores de las zonas altas, de los valles y de las zonas bajas con iniciativas de inversión y proyectos de desarrollo económico social.

Los Kataristas Libertarios y la responsabilidad individual y social. Nada de lo anterior será posible si no hacemos prevalecer la responsabilidad Kolla con la patria, responsabilidad con uno mismo, la responsabilidad ideológica, política y social.

Los actores fundamentales en la relación de simultaneidad. Primero son los ciudadanos libres. El poder económico de los Q’amiri Kolla, motor de la rivalidad y de la identidad debe ocupar otros campos a parte del comercio: Sistema financiero, bancario, comercio internacional.

El poder económico Kolla debe establecer relaciones de rivalidad con los empresarios Kolla o no del Oriente, Los emprendedores comerciantes deben dar el salto hacia las actividades productivas y comenzar a jugar en el comercio exterior. Los trabajadores y los trabajadores a cuenta propia en coordinación con los Q’amiri Kolla deben tomar todos los espacios económicos. La clase media y los universitarios e intelectuales, deben producir ciencia, cultura y convertirse en la aristocracia que alimente la identidad Kolla. 

Conclusión

Mientras las estructuras socio-económicas no encuentren un referente institucional y de confianza toda política de desarrollo económico y político se verá reducida en el puro voluntarismo. La población equipada de la rivalidad, toma espacios territoriales, re-territorializa y los convierte en campos económicos y pisos ecológicos; la estrategia de sobrevivencia se convierte en estrategia de acumulación y esta permite la articulación con el Capitalismo.

A pesar de una debilidad institucional, en el campo de la economía y social, el conjunto de transformaciones revela la revitalización de la noción de capital, de eficacia y solidaridad en los Kolla. En economías, como la nuestra, las instituciones feudales restringen y producen un proceso de desintegración de las formas de cooperación, mientras que la estrategia de la acumulación en base a la rivalidad, impulsa una metamorfosis entre las relaciones de producción del Ayllu y el capitalismo.

Los que ignoran esta articulación de la rivalidad Kolla y el capitalismo se refugian en arcaísmos y buscan la “economía comunitaria”, cargan a ésta de grandes bondades (por ahora sirve para el discurso político). Por eso para el pensamiento Katarista, el realismo económico y social exige abrirse al mundo; lo real nos dice, que es tiempo de jugar en el mundo, de crear, innovar. Explotar la fuerza de la articulación Rivalidad y Competencia. Eso es el Poder Kolla en los Andes 


El Alto 7 de Junio 2016

La jailonización del “gobierno indígena”.

Por Jesús Humerez Oscori*


En los últimos años se ha hecho más visible el poder de la izquierda jailona, es decir, de un polo político de la casta dominante blancoide, entre los que se pueden identificar marxistas indigenistas, hippies y pachamámicos. Sus gestos de “rebeldía” son el disfraz indigenista, colgándose alguna ch’uspa [bolso tejido de origen indígena]. Balbucean algunas palabras sobre los “movimientos indígenas” o la “revolución”… hasta se sienten “revolucionarios”. Turistean en el jisk’a anata [entrada de carnavales] o en la entrada universitaria. Se divierten en alguna peña o “lugar alternativo”. Empero, los jailones indigenistas marxistas, hippies y/o pachamámicos de izquierda, tienen elementos comunes con los otros jailones alienados y darwinistas (los de derecha): no entienden Bolivia, ambos se preocupan de la política como medio de reproducción de su casta, ya que sus familias han logrado constituir redes de parentesco mediante una lógica feudal en los ministerios del Estado.

En ese sentido, usan la terminología “revolucionaria”, hablan de “indianización”, mientras el “gobierno indígena” cambia de composición social y se jailoniza. Estos nuevos actores usan ideas que logran indicar que son la clase intelectual y dirigente, hablan a nombre de los pobres indígenas, de la clase campesina, de los vilipendiados. Tiene un discurso sobre la conciencia de clase, así indica Valeria Silva: “Me considero feminista, pero creo que es una etiqueta no sirve de mucho si no se asume conciencia de clase” (La Razón, 02 de octubre de 2014).

Marx (1859) indicaría al respecto: “El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”. Por tanto, ¿qué conciencia podría tener quien ha vivido de privilegios, no ha sufrido racismo y ni siquiera estudiado en los colegios de “segunda” que son los que frecuentan los “indios”?

Conceptualización del ser jailón.

Estamos viviendo cómo la dominación blancoide se reproduce como jailonización del gobierno indígena. Y en este proceso los indios quedan en el fondo. Retocando el título de una conocida telenovela (Al fondo hay sitio) se puede decir que en el gobierno sí hay indígenas, pero que por la jailonización del MAS están al fondo: en el gobierno AL FONDO HAY INDÍGENAS.

El término jailón/jailona es un modismo que proviene de la lengua inglesa: “high” que significa “alto” y “on” que se añade en nuestro medio como un sufijo despectivo del “high”, que significaría posición socio económica alta y preferentemente blancoide.

Alex Lopez (2006) menciona: “…jailón puede significar, entre otras cosas: Persona que tiene mucho tiempo. Persona que no tiene dinero pero aparenta tenerlo. Persona que ostenta dinero que tiene. Persona que discrimina por cuestiones económicas y/o raciales. Persona que frecuenta espacios exclusivos” (p.14).

Entre jailones alienados darwinistas de derecha y jailones hippies pachamamistas de izquierda.

Podemos denominar a un tipo de jailón como el alienado y aculturalizado de derecha, por la asimilación de aspectos modernos de origen anglosajón. Donde su modelo de país es anti indio y contiene un pensamiento darwinista social racista, el cual, está mirando a los países extranjeros. En una nota de observación de la PIEB de un estudiante de las unidades educativas de elite paceña señala:

“Quisiera que no vean a Bolivia como un país retrasado y que no piensen que todos somos indios… Bolivia debe igualarse a otros países más desarrollados” (López, Alex, 2006: 44).

Pero también existen jailones hippies y pachamamista de izquierda. Si bien estos jailones son de la zona Sur, alguna vez recurren a espacios no territorializados, a los cuales ellos no pertenecen pero a los que, sin embargo, acuden a ellos como una forma de inquietud de conocer y vestir lo indígena de manera folklórica. Frases muy conocidas en las entradas universitarias de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y de la Universidad Católica boliviana (UCB), donde se pueden escuchar señalar a las jailonas: “un día hay que vestirse de indios”. López (2006) resalta:

“La presencia de jóvenes de élite de ambos sexos en este espacio habla, más bien de inquietudes y búsquedas, de cierto grado de desafío frente a la tradición cultural dominante en el grupo” (p.31).

Así mismo, se puede señalar que son jailones pachamámicos, ya que buscan instrumentalizar la ritualidad indígena para la reproducción de un discurso falso y vacío (Stefanoni, 2010); donde estos hablen por los indígenas como “buenos salvajes”; o “que los derechos de las hormigas son más importantes que los derechos humanos”, en beneficio de mantener el poder. Con ese discurso solo pretenden, conservar su estatus social y no realizar cambios estructurales en el Estado.

Eslogan electoral: “Generación Evo”.

La llamada “Generación Evo”, fue construída como un slogan electoral de manera improvisada. “Esta agrupación surgió al calor de las elecciones generales de 2014” (Página 7, 9 de marzo de 2015). En una entrevista a una ex dirigente de los Trabajadores Sociales Comunitarios de Bolivia (TSCB), Braseida Nina Quispe, se afirma que “es un slogan de la coyuntura, prácticamente fue una estrategia política, en la cual permitía a que todas las organizaciones sociales juveniles afines al gobierno se sintieran representados como la generación(…) ” (Entrevista: 2/05/2016). Empero, hay que resaltar que menciona a las organizaciones sociales juveniles del MAS-IPSP, y no a grupos de jailones que nunca tuvieron trayectoria en el “instrumento político”.

Cabe resaltar que al principio este eslogan fue concebido entre tres dirigentes y sus respectivas organizaciones juveniles, organizaciones estas de “indígenas urbanos” a las que se adjuntó tan solo un grupo jailon; estas personas fueron: Leonardo Mariaca, excordinador nacional de los Trabajadores Sociales Comunitarios de Bolivia; Giovanni Carlo de Juventudes del MAS; Antonio Condori del Pacto de Unidad (indígenas) y Valeria Silva e Inti Rioja del Frente Antiimperialistas (jailones que luego se adueñaran del nombre “Generación Evo”) (La Razón, 2 de octubre de 2014).

Si realizamos un análisis crítico, fueron los jailones quienes se apropiaron del eslogan “Generación Evo” para instrumentalizar a las organizaciones juveniles de indígenas del MAS y ocupar espacios de poder. No se equivoca Wilmer Machaca (2015) cundo señala:

“Ser jaylona, ser q’ara, es una posición de poder sobre los indios y esto es más que evidente en ‘Generación Evo’. Son los jaylones quienes incluyen a los indígenas, pero siempre como subordinados” (p. 3).

En una entrevista con un ex dirigente de los TSCB señaló:

“...han habido grupos que han sabido utilizar hasta el grado de convertirlos como identidad organizacional, eran jóvenes que cumplían los roles de los jailones, eran blancos, de padres acomodados (…) hasta el grado de utilizar como si fuera una organización, (…) a partir de este eslogan han logrado espacios de poder, de representación, ya que al parecer decían que: Generación Evo incluían a todas las organizaciones (…)” (Entrevista: 2/06/2016).

En poco tiempo logran su revista Cuadernos Generación Evo gracias al apoyo del periódico semanario “La Época”, donde las redes jailonas funcionan, cosa que los jóvenes aymaras no tienen. Lo más sorprendente es que poseen un programa denominado “Sangre combativa” en el canal estatal Bolivia TV y radio Patria Nueva. Por tanto, la racialización de los medios de comunicación privados y estatales es evidente, donde los jóvenes indios, aymaras, quechuas y guaraníes no pueden acceder a un programa en la televisión por su carácter elitista y racista.

El Estado Plurinacional: máquina de la reproducción racializada.

El Estado es como una institución que tiene monopolio de las ideas y de la reproducción racializada, donde por la coerción se legitima una identidad, lengua y un territorio donde coexiste una contradicción de clases y de castas irreconciliable. Así indica Max Weber (2009): “Estado es aquella comunidad humana que, dentro de un determinado territorio donde tiene el monopolio de la violencia física legítima”.

Con relación al carácter racista del Estado, Carmen Rosa Rea (2011) indica:
“…el racismo en tanto mecanismo del bio-poder, está ligado al funcionamiento del Estado y tiene por objetivo poner bajo control a los sectores poblaciones que son considerados por las elites dominantes” (p.21).

Las sociedades yuxtapuestas son aquellas sociedades sobrepuestas por el hecho colonial, formando un orden racializado. Se trata de problemas no resueltos por el nuevo Estado Plurinacional. Fausto Reinaga (1971) señala: “En el Kollasuyu inka hay dos Bolivias: La Bolivia Mestiza Europea y la Bolivia India, El estado Bolivia es el estado de la Bolivia mestiza solamente; La Bolivia India no tiene estado” (p. 150).

En ese sentido, existe un entorno etno-blancoide en el Estado Plurinacional, donde existe el apartheid político y una renovación de la casta blancoide por medio de los jóvenes jailones. Indica el sociólogo David Ali (2013):

“Pero la viveza criolla no se dejó esperar, pues rápidamente empezó a incrustarse en el gobierno, adulando y fetichizando al indio de “jefazo” y “líder único”, aprovechándose del capital étnico del presidente y reprodujeron el discurso neo indigenista pachamámico, pululando el “Suma Qamaña”, “defensa de la Madre Tierra”, “Pachakuti”, “descolonización” y “Estado Plurinacional” (p.6).

Este entorno etno-blancoide se apropia de los ministerios y se mimetiza en forma de “asesores del Presidente Morales”. Sostiene Carmen Rea (2011):

“Algunos, intelectuales indígenas o vinculados a estos, denuncian una infiltración de un entorno “blancoide” muy cercanos a Evo Morales, que trata no sólo de apropiarse del proceso de cambio, sino que pretenden no cambiar mucho” (p.56).

Sobre los grupos etno-blancoides menciona Pablo Mamani (2005):

“Viven aquí físicamente pero viven mentalmente en Europa o Estados Unidos que en cierto modo son su madre patria”; “Así el verdadero pueblo enfermo como el que ha tratado de mostrar Alcides Arguedas no es el indio, sino Bolivia sufre de una enfermedad profunda: tiene élites enfermas”.

El entorno jailón etnoblancoide en el Estado Plurinacional de Bolivia

Los q’aras tienen que mantener su dominio familiar en el estado plurinacional, mediante la renovación de sus hijos en los ministerios y en el aparato institucional. Wilmer Machaca señala de manera enfática:

“No se percibe renovación entre los indígenas que son parte del gobierno, mientras que los jaylones adultos están preparando sus relevos en el aparato del Estado por medio de la ‘Generación Evo’”.

Es el caso de la diputada plurinominal Gabriela Montaño del MAS, quien en un debate sobre las elecciones subnacionales en el canal de Red Uno, señaló que el proceso de cambio incluye jóvenes en las listas del MAS, donde están liderazgos nuevos como Adriana Salvatierra del grupo juvenil blancoide “Columna Sur”. Esta renovación jailona sea de Santa Cruz o de La Paz tienen claro su dominación de casta en el aparato estatal, esté o no un indio a la cabeza.

Columna Sur surge principalmente de los grupos blancoides de izquierda del oriente boliviano. A diferencia de Generación Evo, se han incorporado al “proceso de cambio” con un poco de anterioridad, en el año 2007. Según Adriana Salvatierra: “Comenzamos a organizarnos el 2007-2008 en el clima de las tensiones en Santa Cruz, cuando estaba lo de la toma de instituciones y empezó básicamente en un semestre de la universidad, con jóvenes que eran de provincia - otros de La Paz- y de barrios”; “Empezamos con actividades como acompañar las visitas del presidente. Luego tomamos un rol más serio con respecto al estudio” (La Época, 12 de marzo de 2016). Cabe resaltar que no menciona sobre los conflictos de racismo en Santa Cruz cuando pateaban y escupían kollas.

En una entrevista informal a los dirigentes jóvenes indígenas del MAS de Santa Cruz, les consulte si este grupo Columna Sur estuvo en la lucha contra los separatistas y racistas de Santa Cruz. Me indicaron que ellos no estuvieron en la lucha o no los habían visto, que se incorporaron después y rápidamente tomaron protagonismo político.

Luego de la posesión como diputada de Adriana Salvatierra, han empezado a tomar espacios de poder en el Ministerio de Justicia, entre otras instituciones. La ministra de justicia Virginia Velasco posesionó a Juan Antonio Pérez, nuevo viceministro de Igualdad de Oportunidades, blancoide que no conoce la realidad de aymaras, quechuas y de los guaraníes. A pesar de que la ministra Velasco es de origen aymara, no muestra ningún tipo de perspicacia para identificar estos procesos de dominación blancoide en esa institución.

Los jailones están preocupados de que Evo siga en la presidencia.

En una conversación informal con jóvenes indígenas del MAS me señalaron que tuvieron una reunión con la ministra de Medio Ambiente y Agua, Alexandra Moreira, quien les había preguntado sobre qué piensan sobre las elecciones de 2019. Y además quiso convencerlos de que tienen que apoyar a Evo y el Proceso de Cambio. Algunos de los jóvenes habían indicado que no ganará Evo Morales puesto que no está haciendo cambios profundos en el Estado. Lo interesante es cómo la ministra jailona, debido a las redes familiares, ha logrado perpetuarse como jefa de este ministerio en dos años, todo bajo la presidencia de un “indígena”. Es por ello que tienen que apoyar al “presidente indígena”, porque así mantienen sus espacios de poder. Durante los años 2003 y 2008, mientras los jóvenes aymaras combatían en las calles a estos jailones ni les interesó el Proceso de Cambio. Miembros del MAS comentan muy recurrentemente que existen líderes indígenas intelectuales que están diez años apoyando este proceso y no pueden acceder a los espacios de poder a los que los jailones acceden y ello porque no pertenecen a esa casta, ni tienen redes familiares.

En ese sentido, es un fenómeno natural que los jailones estén en espacios jerárquicos de manera normal. Indica Wilmer Machaca (2015):

“...de origen social jaylón se forme en un gobierno indígena no es malo por sí solo; es natural, y no debería extrañar que la casta dominante busque formas de perpetuarse en el poder por medio de un gobierno indígena” (p. 4).

Además, la indicada ministra había señalado en esa reunión que ella trabajó dos años en esa institución y luego fue puesta como ministra. Para un indígena a pesar de tener formación académica y militancia consecutiva en el proceso de cambio, ni en diez años le darían un cargo de esa jerarquía.

Juventudes del MAS: los “cargadores” y la “fuerza bruta”.

Un fenómeno importante es la división del trabajo político dentro del Estado Plurinacional, ya que las casta etno-blancoide, con sus wawas, los jailones, son quienes piensan y dirigen; son ministros, ocupan espacios estratégicos en el Estado, tiene programa de tv, entre otros. Mientras los indígenas son los militantes “de a pie”, los que cargan los bultos; tienen que ir a pintar paredes en las elecciones, cargar los materiales, encargarse del trabajo de fuerza bruta, llenar las calles como “masa movilizable”; pero nos son los intelectuales, ni ocupan espacios estratégicos en el poder.

En ese sentido, la reproducción colonial del poder está vigente, ya que los jailones no necesitan militar en el MAS, pues solo porque son blanquitos pueden de la noche a la mañana ser candidatos a diputados o ser ministros, cosa que para un indígena le es complicado, si es que no imposible. Cabe hacer una lista de jailones en el poder, nombremos solo algunos: Adriana Salvatierra de Columna Sur, Manuel Canelas diputado del MAS, Michel Hoffmann Sebastián Rodrigo concejal titular del MAS en La Paz, María Elena Attard como Viceministra de Justicia Indígena Originario Campesina, entre otras instituciones. ¿Cuándo jóvenes que militaron desde antes que el MAS llegue a la presidencia y luego durante su gobierno tendrán los privilegios de que gozan los jailones?

Este fenómeno de racialización del poder muestra la contradicción entre indígenas y jailones. Sin embargo, muchos indígenas del MAS y que están dentro de Generación Evo, son los subordinados y no son los intelectuales. Así nos menciona el investigador Carlos Macusaya:

“Yo veo en general, que quien tiene el papel claro es la Generación Evo, por la trayectoria de sus padres, por su herencia cultural, institucional que les permite moverse de mejor manera. En cambio los jóvenes de indígenas no tienen el papel protagónico” (En entrevista, 07/10/15).

Racialización del poder entre indios y jailones.

Cabe señalar que en el gobierno del MAS, en distintos niveles, hay indígenas (aunque algunos de ellos se avergüencen de su origen), claro ejemplo es la senadora titular Mónica Eva Copa de la Universidad Pública de El Alto, luego le sigue la senadora suplente Giovani Alfonsín de Juventudes del MAS, en la cámara baja la diputada suplente Roxana Huanca Ticona de la Federación de Estudiantes de El Alto, la diputada Clery Vargas Villca de la circunscripción 13 del MAS El Alto, la diputada titular Esther Torrico del Trópico de Cochabamba de juventudes del MAS. Sin embargo, su papel es irrelevante y hasta patético. Comúnmente escucho a la gente señalar que estas personas no hablan nada, no hay discurso ideológico, ni político, peor aún proyecto político; claro que para los jailones de Generación Evo y Columna Sur esto es bueno porque así no tienen competencia.

Los jóvenes indígenas de las juventudes del MAS y los Trabajadores Sociales Comunitarios de Bolivia, entre otros, por su trabajo político y militante descuidaron la formación académica e intelectual, y eso hace que los jailones, por sus condiciones económicas y de casta dominante, han sabido sacar provecho de la situación. Así nos menciona Ángela Cáceres ex dirigente de los TSCB:

“En 2009 se ha ido desgastando el trabajo nos hemos ido abocando a lo que es el trabajo para las elecciones y no así no para prepararnos políticamente y menos académicamente esto es un error” (En entrevista, 07/10/15).

* Estudió sociología en la Universidad Pública de El Alto (UPEA), fue miembro de los Trabajadores Sociales Comunitarios (TSC) y es miembro del grupo MINKA. Correo: vida_kolla_cosmica@hotmail.com Cel.:74867769

Artículo publicado originalmente en el Pukara nº 123.

Bibliografía:

Ali, David. (2013). Monopolio Etnoblancoide en el gobierno del MAS. En Pukara, 6.
López, Alex. (2006). Jailones. En torno a la identidad cultural de los jóvenes de la elite Paceña. La Paz: PIEB.
Marx, Karl. (1859). Prólogo a la contribución a la crítica de la economía política. México: Siglo XXI.
Machaca, Wilmer. (2015). Renovación q’ara en el gobierno indígena. En Pukara, 3,4.
Macusaya, Carlos. (2014). Desde el sujeto racializado. La Paz: MINKA.
Mamani, Pablo. (2005). Bolivia sufre de elites enfermas. 15/08/16, de net/globalización Sitio web: http://rcci.net/globalizacion/2008/fg781.htm
Rea, Carmen Rosa. (2011). Oruro cholos totales. Racismo y crisis de identidades en la Bolivia contemporánea: el caso de la ciudad de Oruro. Bolivia: México, D.F.: UNAM.
Reinaga, Fausto. (1970). La revolución India. Bolivia: Editorial III-CAB.
Uriarte, Víctor. (2008). Movimientos sociales y la sociología q’ara. El Alto: Taipi.
PERIÓDICO LA RAZÓN, 2 DE OCTUBRE, 2014.
PERIÓDICO LA ÉPOCA, 12 DE MARZO, 2016.