Por Jesús Humerez
Oscori*
En los últimos años se ha hecho
más visible el poder de la izquierda jailona, es decir, de un polo político de
la casta dominante blancoide, entre los que se pueden identificar marxistas indigenistas,
hippies y pachamámicos. Sus gestos de “rebeldía” son el disfraz indigenista,
colgándose alguna ch’uspa [bolso tejido de origen indígena]. Balbucean algunas
palabras sobre los “movimientos indígenas” o la “revolución”… hasta se sienten “revolucionarios”.
Turistean en el jisk’a anata [entrada de carnavales] o en la entrada
universitaria. Se divierten en alguna peña o “lugar alternativo”. Empero, los jailones
indigenistas marxistas, hippies y/o pachamámicos de izquierda, tienen elementos
comunes con los otros jailones alienados y darwinistas (los de derecha): no
entienden Bolivia, ambos se preocupan de la política como medio de reproducción
de su casta, ya que sus familias han logrado constituir redes de parentesco
mediante una lógica feudal en los ministerios del Estado.
En ese sentido, usan la
terminología “revolucionaria”, hablan de “indianización”, mientras el “gobierno
indígena” cambia de composición social y se jailoniza. Estos nuevos actores
usan ideas que logran indicar que son la clase intelectual y dirigente, hablan
a nombre de los pobres indígenas, de la clase campesina, de los vilipendiados.
Tiene un discurso sobre la conciencia de clase, así indica Valeria Silva: “Me
considero feminista, pero creo que es una etiqueta no sirve de mucho si no se
asume conciencia de clase” (La Razón, 02 de octubre de 2014).
Marx (1859) indicaría al
respecto: “El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de
la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre
la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina
su conciencia”. Por tanto, ¿qué conciencia podría tener quien ha vivido de
privilegios, no ha sufrido racismo y ni siquiera estudiado en los colegios de
“segunda” que son los que frecuentan los “indios”?
Conceptualización
del ser jailón.
Estamos viviendo cómo la dominación blancoide se reproduce como
jailonización del gobierno indígena. Y en este proceso los indios quedan en el
fondo. Retocando el título de una conocida telenovela (Al fondo hay sitio)
se puede decir que en el gobierno sí hay indígenas, pero que por la
jailonización del MAS están al fondo: en el gobierno AL FONDO HAY INDÍGENAS.
El término jailón/jailona es un modismo que proviene de la lengua
inglesa: “high” que significa “alto” y “on” que se añade en nuestro medio como
un sufijo despectivo del “high”, que significaría posición socio económica alta
y preferentemente blancoide.
Alex Lopez (2006) menciona: “…jailón puede significar, entre otras cosas:
Persona que tiene mucho tiempo. Persona que no tiene dinero pero aparenta
tenerlo. Persona que ostenta dinero que tiene. Persona que discrimina por
cuestiones económicas y/o raciales. Persona que frecuenta espacios exclusivos” (p.14).
Entre jailones
alienados darwinistas de derecha y jailones hippies pachamamistas de izquierda.
Podemos denominar a un tipo de jailón como el alienado y aculturalizado
de derecha, por la asimilación de aspectos modernos de origen anglosajón. Donde
su modelo de país es anti indio y contiene un pensamiento darwinista social
racista, el cual, está mirando a los países extranjeros. En una nota de
observación de la PIEB de un estudiante de las unidades educativas de elite
paceña señala:
“Quisiera que no vean a Bolivia como un país retrasado y que no piensen
que todos somos indios… Bolivia debe igualarse a otros países más
desarrollados” (López, Alex, 2006: 44).
Pero también existen jailones hippies y pachamamista de izquierda. Si
bien estos jailones son de la zona Sur, alguna vez recurren a espacios no territorializados,
a los cuales ellos no pertenecen pero a los que, sin embargo, acuden a ellos
como una forma de inquietud de conocer y vestir lo indígena de manera folklórica.
Frases muy conocidas en las entradas universitarias de la Universidad Mayor de
San Andrés (UMSA) y de la Universidad Católica boliviana (UCB), donde se pueden
escuchar señalar a las jailonas: “un día hay que vestirse de indios”. López
(2006) resalta:
“La presencia de jóvenes de élite de ambos sexos en este espacio habla,
más bien de inquietudes y búsquedas, de cierto grado de desafío frente a la
tradición cultural dominante en el grupo” (p.31).
Así mismo, se puede señalar que son jailones pachamámicos, ya que buscan
instrumentalizar la ritualidad indígena para la reproducción de un discurso
falso y vacío (Stefanoni, 2010); donde estos hablen por los indígenas como
“buenos salvajes”; o “que los derechos de las hormigas son más importantes que los
derechos humanos”, en beneficio de mantener el poder. Con ese discurso solo
pretenden, conservar su estatus social y no realizar cambios estructurales en
el Estado.
Eslogan electoral:
“Generación Evo”.
La llamada “Generación Evo”, fue construída como un slogan electoral de
manera improvisada. “Esta agrupación surgió al calor de las elecciones generales
de 2014” (Página 7, 9 de marzo de 2015). En una entrevista a una ex dirigente
de los Trabajadores Sociales Comunitarios de Bolivia (TSCB), Braseida Nina Quispe,
se afirma que “es un slogan de la coyuntura, prácticamente fue una estrategia
política, en la cual permitía a que todas las organizaciones sociales juveniles
afines al gobierno se sintieran representados como la generación(…) ”
(Entrevista: 2/05/2016). Empero, hay que resaltar que menciona a las organizaciones
sociales juveniles del MAS-IPSP, y no a grupos de jailones que nunca tuvieron
trayectoria en el “instrumento político”.
Cabe resaltar que al principio este eslogan fue concebido entre tres
dirigentes y sus respectivas organizaciones juveniles, organizaciones estas de
“indígenas urbanos” a las que se adjuntó tan solo un grupo jailon; estas personas
fueron: Leonardo Mariaca, excordinador nacional de los Trabajadores Sociales Comunitarios
de Bolivia; Giovanni Carlo de Juventudes del MAS; Antonio Condori del Pacto de
Unidad (indígenas) y Valeria Silva e Inti Rioja del Frente Antiimperialistas (jailones
que luego se adueñaran del nombre “Generación Evo”) (La Razón, 2 de octubre de
2014).
Si realizamos un análisis crítico, fueron los jailones quienes se
apropiaron del eslogan “Generación Evo” para instrumentalizar a las
organizaciones juveniles de indígenas del MAS y ocupar espacios de poder. No se
equivoca Wilmer Machaca (2015) cundo señala:
“Ser jaylona, ser q’ara, es una posición de poder sobre los indios y esto
es más que evidente en ‘Generación Evo’. Son los jaylones quienes incluyen a los
indígenas, pero siempre como subordinados” (p. 3).
En una entrevista con un ex dirigente de los TSCB señaló:
“...han habido grupos que han sabido utilizar hasta el grado de convertirlos
como identidad organizacional, eran jóvenes que cumplían los roles de los jailones,
eran blancos, de padres acomodados (…) hasta el grado de utilizar como si fuera
una organización, (…) a partir de este eslogan han logrado espacios de poder, de
representación, ya que al parecer decían que: Generación Evo incluían a todas
las organizaciones (…)” (Entrevista: 2/06/2016).
En poco tiempo logran su revista Cuadernos Generación Evo
gracias al apoyo del periódico semanario “La Época”, donde las redes
jailonas funcionan, cosa que los jóvenes aymaras no tienen. Lo más sorprendente
es que poseen un programa denominado “Sangre combativa” en el canal estatal
Bolivia TV y radio Patria Nueva. Por tanto, la racialización de los medios de comunicación
privados y estatales es evidente, donde los jóvenes indios, aymaras, quechuas y
guaraníes no pueden acceder a un programa en la televisión por su carácter
elitista y racista.
El Estado
Plurinacional: máquina de la reproducción racializada.
El Estado es como una institución que tiene monopolio de las ideas y de
la reproducción racializada, donde por la coerción se legitima una identidad,
lengua y un territorio donde coexiste una contradicción de clases y de castas
irreconciliable. Así indica Max Weber (2009): “Estado es aquella comunidad
humana que, dentro de un determinado territorio donde tiene el monopolio de la
violencia física legítima”.
Con relación al carácter racista del Estado, Carmen Rosa Rea (2011)
indica:
“…el racismo en tanto mecanismo del bio-poder, está ligado al
funcionamiento del Estado y tiene por objetivo poner bajo control a los
sectores poblaciones que son considerados por las elites dominantes” (p.21).
Las sociedades yuxtapuestas son aquellas sociedades sobrepuestas por el
hecho colonial, formando un orden racializado. Se trata de problemas no
resueltos por el nuevo Estado Plurinacional. Fausto Reinaga (1971) señala: “En
el Kollasuyu inka hay dos Bolivias: La Bolivia Mestiza Europea y la Bolivia
India, El estado Bolivia es el estado de la Bolivia mestiza solamente; La
Bolivia India no tiene estado” (p. 150).
En ese sentido, existe un entorno etno-blancoide en el Estado Plurinacional,
donde existe el apartheid político y una renovación de la casta blancoide por
medio de los jóvenes jailones. Indica el sociólogo David Ali (2013):
“Pero la viveza criolla no se dejó esperar, pues rápidamente empezó a
incrustarse en el gobierno, adulando y fetichizando al indio de “jefazo” y
“líder único”, aprovechándose del capital étnico del presidente y reprodujeron
el discurso neo indigenista pachamámico, pululando el “Suma Qamaña”, “defensa
de la Madre Tierra”, “Pachakuti”, “descolonización” y “Estado Plurinacional”
(p.6).
Este entorno etno-blancoide se apropia de los ministerios y se mimetiza
en forma de “asesores del Presidente Morales”. Sostiene Carmen Rea (2011):
“Algunos, intelectuales indígenas o vinculados a estos, denuncian una
infiltración de un entorno “blancoide” muy cercanos a Evo Morales, que trata no
sólo de apropiarse del proceso de cambio, sino que pretenden no cambiar mucho” (p.56).
Sobre los grupos etno-blancoides menciona Pablo Mamani (2005):
“Viven aquí físicamente pero viven mentalmente en Europa o Estados Unidos
que en cierto modo son su madre patria”; “Así el verdadero pueblo enfermo como
el que ha tratado de mostrar Alcides Arguedas no es el indio, sino Bolivia
sufre de una enfermedad profunda: tiene élites enfermas”.
El entorno jailón
etnoblancoide en el Estado Plurinacional de Bolivia
Los q’aras tienen que mantener su dominio familiar en el estado
plurinacional, mediante la renovación de sus hijos en los ministerios y en el
aparato institucional. Wilmer Machaca señala de manera enfática:
“No se percibe renovación entre los indígenas que son parte del gobierno,
mientras que los jaylones adultos están preparando sus relevos en el aparato
del Estado por medio de la ‘Generación Evo’”.
Es el caso de la diputada plurinominal Gabriela Montaño del MAS, quien en
un debate sobre las elecciones subnacionales en el canal de Red Uno, señaló que
el proceso de cambio incluye jóvenes en las listas del MAS, donde están
liderazgos nuevos como Adriana Salvatierra del grupo juvenil blancoide “Columna
Sur”. Esta renovación jailona sea de Santa Cruz o de La Paz tienen claro su
dominación de casta en el aparato estatal, esté o no un indio a la cabeza.
Columna Sur surge principalmente de los grupos blancoides de izquierda
del oriente boliviano. A diferencia de Generación Evo, se han incorporado al
“proceso de cambio” con un poco de anterioridad, en el año 2007. Según Adriana Salvatierra:
“Comenzamos a organizarnos el 2007-2008 en el clima de las tensiones en Santa
Cruz, cuando estaba lo de la toma de instituciones y empezó básicamente en un semestre
de la universidad, con jóvenes que eran de provincia - otros de La Paz- y de
barrios”; “Empezamos con actividades como acompañar las visitas del presidente.
Luego tomamos un rol más serio con respecto al estudio” (La Época, 12 de marzo de
2016). Cabe resaltar que no menciona sobre los conflictos de racismo en Santa
Cruz cuando pateaban y escupían kollas.
En una entrevista informal a los dirigentes jóvenes indígenas del MAS de
Santa Cruz, les consulte si este grupo Columna Sur estuvo en la lucha contra
los separatistas y racistas de Santa Cruz. Me indicaron que ellos no estuvieron
en la lucha o no los habían visto, que se incorporaron después y rápidamente tomaron
protagonismo político.
Luego de la posesión como diputada de Adriana Salvatierra, han empezado a
tomar espacios de poder en el Ministerio de Justicia, entre otras
instituciones. La ministra de justicia Virginia Velasco posesionó a Juan
Antonio Pérez, nuevo viceministro de Igualdad de Oportunidades, blancoide que no
conoce la realidad de aymaras, quechuas y de los guaraníes. A pesar de que la ministra
Velasco es de origen aymara, no muestra ningún tipo de perspicacia para
identificar estos procesos de dominación blancoide en esa institución.
Los jailones están
preocupados de que Evo siga en la presidencia.
En una conversación informal con jóvenes indígenas del MAS me señalaron
que tuvieron una reunión con la ministra de Medio Ambiente y Agua, Alexandra
Moreira, quien les había preguntado sobre qué piensan sobre las elecciones de
2019. Y además quiso convencerlos de que tienen que apoyar a Evo y el Proceso de
Cambio. Algunos de los jóvenes habían indicado que no ganará Evo Morales puesto
que no está haciendo cambios profundos en el Estado. Lo interesante es cómo la
ministra jailona, debido a las redes familiares, ha logrado perpetuarse como jefa
de este ministerio en dos años, todo bajo la presidencia de un “indígena”. Es
por ello que tienen que apoyar al “presidente indígena”, porque así mantienen sus
espacios de poder. Durante los años 2003 y 2008, mientras los jóvenes aymaras
combatían en las calles a estos jailones ni les interesó el Proceso de Cambio.
Miembros del MAS comentan muy recurrentemente que existen líderes indígenas
intelectuales que están diez años apoyando este proceso y no pueden acceder a los
espacios de poder a los que los jailones acceden y ello porque no pertenecen a
esa casta, ni tienen redes familiares.
En ese sentido, es un fenómeno natural que los jailones estén en espacios
jerárquicos de manera normal. Indica Wilmer Machaca (2015):
“...de origen social jaylón se forme en un gobierno indígena no es malo
por sí solo; es natural, y no debería extrañar que la casta dominante busque
formas de perpetuarse en el poder por medio de un gobierno indígena” (p. 4).
Además, la indicada ministra había señalado en esa reunión que ella
trabajó dos años en esa institución y luego fue puesta como ministra. Para un
indígena a pesar de tener formación académica y militancia consecutiva en el
proceso de cambio, ni en diez años le darían un cargo de esa jerarquía.
Juventudes del
MAS: los “cargadores” y la “fuerza bruta”.
Un fenómeno importante es la división del trabajo político dentro del
Estado Plurinacional, ya que las casta etno-blancoide, con sus wawas, los
jailones, son quienes piensan y dirigen; son ministros, ocupan espacios
estratégicos en el Estado, tiene programa de tv, entre otros. Mientras los indígenas
son los militantes “de a pie”, los que cargan los bultos; tienen que ir a pintar
paredes en las elecciones, cargar los materiales, encargarse del trabajo de
fuerza bruta, llenar las calles como “masa movilizable”; pero nos son los
intelectuales, ni ocupan espacios estratégicos en el poder.
En ese sentido, la reproducción colonial del poder está vigente, ya que
los jailones no necesitan militar en el MAS, pues solo porque son blanquitos
pueden de la noche a la mañana ser candidatos a diputados o ser ministros, cosa
que para un indígena le es complicado, si es que no imposible. Cabe hacer una
lista de jailones en el poder, nombremos solo algunos: Adriana Salvatierra de
Columna Sur, Manuel Canelas diputado del MAS, Michel Hoffmann Sebastián Rodrigo
concejal titular del MAS en La Paz, María Elena Attard como Viceministra de
Justicia Indígena Originario Campesina, entre otras instituciones. ¿Cuándo
jóvenes que militaron desde antes que el MAS llegue a la presidencia y luego
durante su gobierno tendrán los privilegios de que gozan los jailones?
Este fenómeno de racialización del poder muestra la contradicción entre
indígenas y jailones. Sin embargo, muchos indígenas del MAS y que están dentro
de Generación Evo, son los subordinados y no son los intelectuales. Así nos
menciona el investigador Carlos Macusaya:
“Yo veo en general, que quien tiene el papel claro es la Generación Evo,
por la trayectoria de sus padres, por su herencia cultural, institucional que
les permite moverse de mejor manera. En cambio los jóvenes de indígenas no
tienen el papel protagónico” (En entrevista, 07/10/15).
Racialización del
poder entre indios y jailones.
Cabe señalar que en el gobierno del MAS, en distintos niveles, hay
indígenas (aunque algunos de ellos se avergüencen de su origen), claro ejemplo
es la senadora titular Mónica Eva Copa de la Universidad Pública de El Alto,
luego le sigue la senadora suplente Giovani Alfonsín de Juventudes del MAS, en
la cámara baja la diputada suplente Roxana Huanca Ticona de la Federación de
Estudiantes de El Alto, la diputada Clery Vargas Villca de la circunscripción
13 del MAS El Alto, la diputada titular Esther Torrico del Trópico de
Cochabamba de juventudes del MAS. Sin embargo, su papel es irrelevante y hasta
patético. Comúnmente escucho a la gente señalar que estas personas no hablan
nada, no hay discurso ideológico, ni político, peor aún proyecto político;
claro que para los jailones de Generación Evo y Columna Sur esto es bueno porque
así no tienen competencia.
Los jóvenes indígenas de las juventudes del MAS y los Trabajadores Sociales
Comunitarios de Bolivia, entre otros, por su trabajo político y militante descuidaron
la formación académica e intelectual, y eso hace que los jailones, por sus
condiciones económicas y de casta dominante, han sabido sacar provecho de la
situación. Así nos menciona Ángela Cáceres ex dirigente de los TSCB:
“En 2009 se ha ido desgastando el trabajo nos hemos ido abocando a lo que
es el trabajo para las elecciones y no así no para prepararnos políticamente y
menos académicamente esto es un error” (En entrevista, 07/10/15).
* Estudió sociología en la Universidad Pública de El Alto (UPEA), fue
miembro de los Trabajadores Sociales Comunitarios (TSC) y es miembro del grupo
MINKA. Correo: vida_kolla_cosmica@hotmail.com
Cel.:74867769
Artículo publicado originalmente en el Pukara nº 123.
Bibliografía:
Ali, David. (2013). Monopolio Etnoblancoide en el gobierno del MAS. En
Pukara, 6.
López, Alex. (2006). Jailones. En torno a la identidad cultural de los jóvenes
de la elite Paceña. La Paz: PIEB.
Marx, Karl. (1859). Prólogo a la contribución a la crítica de la economía
política. México: Siglo XXI.
Machaca, Wilmer. (2015). Renovación q’ara en el gobierno indígena. En
Pukara, 3,4.
Macusaya, Carlos. (2014). Desde el sujeto racializado. La Paz: MINKA.
Mamani, Pablo. (2005). Bolivia sufre de elites enfermas. 15/08/16, de
net/globalización Sitio web: http://rcci.net/globalizacion/2008/fg781.htm
Rea, Carmen Rosa. (2011). Oruro cholos totales. Racismo y crisis de identidades
en la Bolivia contemporánea: el caso de la ciudad de Oruro. Bolivia: México, D.F.:
UNAM.
Reinaga, Fausto. (1970). La revolución India. Bolivia: Editorial III-CAB.
Uriarte, Víctor. (2008). Movimientos sociales y la sociología q’ara. El
Alto: Taipi.
PERIÓDICO LA RAZÓN, 2 DE OCTUBRE, 2014.
PERIÓDICO LA ÉPOCA, 12 DE MARZO, 2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario