martes, 31 de marzo de 2020

La candidatura de Añez ha infectado la lucha contra el coronavirus…



Carlos Macusaya

El gobierno “transitorio”, irresponsablemente, ha priorizado su candidatura en plena crisis sanitaria y, siguiendo su estilo “antisalvaje”, a priorizado vuelo humanitario para unos (cuando se había anunciada que se iban a cerrar las fronteras), cerrando las puertas del país para otros; en ambos casos se trata de ciudadanos bolivianos.

Noten que quienes fueron favorecidos con el “trato humanitario” venían de Estados Unidos y quienes fueron abandonados por el gobierno trataban de ingresar al país por una frontera con Chile (debe haber otros casos, pero no tengo información). Está claro que hay diferencias de clase, estrato y étnicas, entre el grueso de quienes viajan a uno y otro país. En esa diferenciación lo “humanitario” del gobierno no alcanzó (hasta el momento, pero esperemos que esto cambie) para los “otros” ciudadanos bolivianos.

El gobierno, así sea por la ligereza con la que ha enfrentado el coronavirus o por su revanchismo (que alimenta su racismo), no puede “descartar” ciudadanos. Debe afrontar la situación, es su deber, y esas personas abandonadas también tienen derecho al “trato humanitario” que el gobierno brinda a otras personas.

Un gobierno que, insisto, ha priorizado su candidatura, no solo no genera confianza ante lo que pueda suceder con la crisis sanitaria, sino que siembra dudas sobre su proceder, sobre lo que hace y sobre lo que dice. ¿Serán ciertas las cifras oficiales sobre los contagios? Es difícil creer en los datos de un gobierno que está calculando réditos electorales, un gobierno que se ha estado ocupando de maquillar su imagen.

El ministro Murillo, en sus distintas apariciones mediáticas, con sus amenazas y actitudes se ha expuesto como alguien infectado de rabia y odio, pero creo que no solo fue eso. También, me parece, se mostró como alguien desesperado ante algo que al gobierno se le fue de las manos.

Tal vez, desde hace varios días, los “transitorios” gobernantes en campaña han estado pensado en cómo decir que las cosas no eran como ellos las pintaban. Ya dan señales de ello…

La candidatura de Añez, insisto, ha infectado la lucha contra el coronavirus. La seriedad con la que se tomó el problema y la priorización electoral se vieron, por ejemplo, en la foto que se sacó Bonny Lovy saludándose de codo: un pretexto para hacer campaña electoral.

Hacer campaña y enfrentar la crisis sanitaria no pueden estar JUNTOS en un gobierno. Ya hemos visto que el priorizar una campaña ha condicionado, de modo muy negativo, el cómo se ha enfrentado la crisis sanitaria.

Señora Añez, la salud de los habitantes de este país está por sobre su candidatura.

viernes, 20 de marzo de 2020

Para los señoritos...



Por Carlos Macusaya

Para los señoritos es asqueroso no solo que muchas calles en El Alto estén sucias, sino que estén “llenas de alteños”. Sienten tanta repulsión y odio por los habitantes de esa ciudad que el poco uso de su raciocinio queda anulado y terminan simplificando todo a “masistas”, que para ellos es la forma alternativa de decir “indios de mierda”.

A mí me da más asco la diarrea de post que publican y que muestran el estado de su mentalidad, más nauseabundo que un botadero de basura. Comentarios, frases, memes, etc., con los que alardean, hasta el fanatismo, de sus prejuicios racistas. Es un orgullo para estos delicados homo-sapiens escupir desprecio, bajo cualquier pretexto, presumiendo a la vez un sentimiento de superioridad que, lamentablemente para ellos, es desmentido por la propia calidad de sus “argumentos”. Ejemplos abundan y más en los últimos meses.

Que en El Alto haya sectores, muy ligados al comercio, que no estén dispuestos a acatar la cuarentena ha sido motivo para que la “recua asnal” –como diría Reinaga– de pretendidos señoritos se lance en furibunda competencia para ver quien insulta más a los alteños. Así, a ojos de las hordas “civilizadas”, ser alteño es ser de una condición natural de inferioridad (biologización, racismo) y es lo mismo ser masista. Por lo tanto, para estos “mártires” digitales de la salud pública, “los alteños, como masistas, no quieren acatar la cuarentena por ignorantes”.

Cierto, es un riesgo; pero la situación económica de mucha gente no depende de las dádivas del gobierno o de alguna institución privada; es gente que no tiene el sueldo garantizado a fin de mes. Tengo un amigo alteño, recalcitrante antimasista, que está entre quienes buscan trabajar durante el horario de cuarentena y no lo hace por ignorante, lo hace porque tiene familia. Claro que en ello arriesga su saludo y la de otros. Cuando el MAS gobernaba me decía: “yo no gano plata por el gobierno, yo trabajo por mi cuenta”; ayer me dijo lo mismo.

En un país donde la llamada economía informal es la que domina, ¿se pueden aplicar medidas como si fuera Alemania o Inglaterra? ¿No son los “ignorantes” quienes lanzan medidas sin pensar en cómo funciona el país? ¿Los gobernantes no pueden ver más allá de sus cómodos barrios hechos por indios?

domingo, 15 de marzo de 2020

Mesa, el segundo de ayer y hoy



Por Carlos Macusaya

Se ha publicado una nueva encuesta de Ciesmori, la cual, una vez más, favorece al MAS con un 33.3 % de la intención de voto. El segundo lugar, por una diferencia de 15 puntos con respecto al primero, lo ocupa Comunidad Ciudadana con un 18.3 %. Es decir que Carlos Mesa vuelve a ocupar, en la tendencia, el segundo lugar, como ya sucedió el pasado año.

En las encuestas previas a las elecciones del 2019 el primer y segundo lugar fueron ocupados por el MAS y CC, respectivamente. El MAS estaba en el gobierno y CC tenía a Sol.Bo como parte fundamental de su estructura electoral. Hoy el MAS está en la “resistencia” y Sol-Bo abandonó a Carlos Mesa. Ambos están en una situación de desventaja en relación a su anterior participación y aun así, en la intención de voto, ocupan el primer y segundo lugar, nuevamente.

En el caso del MAS, a pesar de no contar con la participación de su binomio histórico (Evo Morales - Álvaro García), conserva un cierto funcionamiento de buena parte de las estructuras organizativas sindicales y partidarias con las que gobernó. Se podrían agregar otros apuntes al respecto pero, en esta ocasión, me interesa lanzar algunas observaciones sobre la candidatura de Carlos Mesa.

Recordemos que en las elecciones del 2019, tras los primeros resultados, nadie salió a decir que Mesa ganó la contienda; sino que, sus partidarios y ocasionales aliados, empezaron festejando una segunda vuelta. Es decir, festejaban el segundo lugar (Luego vino lo del TREP y todo el asunto que hasta ahora, en el país, no se dignan a esclarecer de manera oficial).

Esa era la tendencia de la intención de voto y hasta donde se pudo ver no varió en lo sustancial el día de las elecciones. La apuesta de CC era obtener una diferencia menor al 10 % con el MAS para lograr un balotaje. No apostaron por ganar las elecciones y eso se notó en su propia campaña. Su eslogan “Ya es demasiado”, por ejemplo, mostró una campaña en la que no se priorizó seducir a potenciales votantes, sino a desgastar al MAS. Pero concentrase en restarle votos a un rival no garantiza que esos votos vayan a favorecerlo a uno y, además, CC no mostró interés ni se esforzó por llegar a otros sectores sociales.

Con una campaña de ese tipo a Mesa y a los suyos, muchos de ellos circunstanciales, no les quedó otra que apelar al “voto útil”, como diciendo: “está bien, no creen en mí, pero por lo menos denme su voto para que el MAS no siga en el poder”. En otras palabras, no estaban preocupados por ganar las elecciones porque no tenían la fuerza para ello, a pesar de que tenían un importante apoyo; querían llegar a una segunda vuelta para verse favorecidos por el voto antimasista que no lograban cautivar.

En Santa Cruz, a pocos días de las elecciones, los cívicos dieron un giro e hicieron campaña por el “voto castigo” al MAS. El candidato cruceño Oscar Ortiz estaba, en la intención de voto, en el tercer lugar en su propia ciudad y en esa situación fue dejado de lado y se apostó por el “voto castigo”, que, por las circunstancias, favorecía a Mesa, pero no porque apostaran por él, sino porque no tenían otra opción. En ese momento su apuesta era sacar a Evo Morales como sea, aunque para ello tuvieran que votar por Carlos Mesa.

Mesa en estas elecciones sigue con su actitud señorial y no da señales de querer disputar otros nichos electorales. Así, con las diferencias de contexto, sigue “segundeando” en la intención de voto como sucedió el 2019, pero ahora tiene alguien que no solo podría pisarle los talones, sino que incluso podría desplazarlo: Añez. Claro que para ello haría falta que Fernando Camacho se retire de la contienda, lo que daría lugar a que la intención de voto que lo favorece en Santa Cruz, en su mayoría, se vuelque en favor de Añez. Si esa fuera la situación, Mesa, el segundo de ayer y hoy, puede ser el tercero de mañana.