Por: Carlos Macusaya.
Los bloqueos aymaras de los años
2000 y 2001 protagonizados por la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos
de Bolivia (CSUTCB), dirigida en aquel entonces por Felipe Quispe Huanca (“el
Mallku”), no solo desestabilizaron al Estado boliviano sino que también abrieron
un escenario político en el que el indianismo se posicionó como una forma de
entender lo que pasaba en Bolivia, dando así sentido a los acontecimientos. Por
aquel entonces Felipe Quispe, en sus apariciones públicas, solía lanzar frases
entre las que se encontraban citas casi textuales de Fausto Reinaga. Se puede
decir que fue Quispe quien sacó del “anonimato” a Reinaga, popularizando
algunas de sus planteamientos indianistas, como la idea de “dos Bolivias”.
Hoy por hoy Fausto Reinaga es un
nombre rodeado de un aurea mística y que goza de mucha fama entre diversos
sectores. Ello se debe a dos factores: Por un lado a que los bloqueos aymaras
en los inicios de este siglo XXI pusieron como eje de discusión el “problema
del indio”, lo que implicaba buscar referencias para pensar tal problema, así la
obra de Reinaga paso a ser muy requerida, en especial entre activistas aymaras.
Por otro lado, jugó un papel importante en la “glorificación” de Reinaga la
presentación de sus obras completas, evento que se llevó a cabo el 8 de abril
del 2015 en el auditorio del Banco Central de Bolivia, evento que fue precedido
de varios anuncios que no se concretaban y de la realización del “Primer
congreso internacional sobre la vigencia del pensamiento de Fausto Reinaga”, en
agosto del 2014.
A pesar del prestigio que en la
actualidad tiene Reinaga, poco se sabe sobre su obra, sus contrastes en ideas,
los procesos en los que se forman sus distintos planteamientos, sus
contradicciones y limitaciones, etc.; pero además, casi nada se sabe sobre el
papel que jugó en el indianismo, salvo por como él presenta el asunto en sus
escritos. Esta contrariedad está relacionada a un problema más amplio y que
involucra a los “movimientos indígenas”: todo lo que se refiere a “indígenas” o
“indios” se asume como algo “ancestral” y evidente por sí mismo, pero además, se
trata de algo que por conveniencia no debe ser cuestionado. En tal situación,
Fausto Reinaga es un nombre rimbombante pero del que poco se sabe. En este
trabajo trataré de mostrar cual fue el papel de Reinaga en el movimiento
indianista. Antes de comenzar a abordar el asunto es pertinente apuntar dos
periodizaciones que serán aludiditas a lo largo del trabajo pero que no podrán
ser desarrolladas en detalle: una sobre la trayectoria del indianismo (y
katarismo) y otra sobre las etapas del pensamiento de Reinaga.
- La
trayectoria del indianismo puede dividirse de la siguiente manera: 1)
periodo formativo, 1960-1971; 2) periodo de bifurcación, 1973-1980; 3)
periodo de decadencia, 1982-1997; y 4) periodo de re-emergencia, 2000 en
adelante.
- En lo
que se refiere al pensamiento de Reinaga se puede identificar tres etapas:
1) pre-indianista, 1940-1960; indianista, 1964-1971; y 3) post-indianista,
1974-1991.
I. Emergencia, trayectoria y decadencia del indianismo
La modernización estatal dirigida
por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) desde 1952 dio lugar a
cambios de suma importancia y que tenían que ver con el proyecto nacionalista
de formar una burguesía a través del Estado. La extensión de la ciudadanía a
los “nuevos ciudadanos”, los “campesinos”, estaba relacionada a la Reforma
Agraria (1953) en tanto se trataba de un proceso de proletarización donde las
diferenciaciones signadas por la colonia eran mimetizadas por la idea de “todos
somos mestizos”. Ello operaba ideológicamente encubriendo las distinciones
racializadas que se estaban renovando e la “nación mestiza” y a la vez se
presentaba como superación de la condición de inferioridad del país,
inferioridad referida a la población mayoritaria del país: los “indios”. El
“indio” hacía parte del ideario de nación que propaló en “estado del 52”, pero
como referencia pretérita, gloriosa en su pasado y condenado la extinción.
Cabe mencionar que el MNR logró
un proceso amplio de sindicalización, subordinando así a los campesinos y
usándolos contra organizaciones mineras. Este tipo de relación entre el MNR y
los sindicaos campesinos será la base para el Pacto Militar-campesino. Por otra
parte, un par de años después de la “revolución nacional”, en 1956, se genera
un movimiento poco estudiado al norte de lago Titicaca, liderado por Laureano
Machaca y que algunos llaman “La república aymara de Laureano Machaca”. Es
decir que por una parte se sentaban las bases de la subordinación sindical
campesina a los gobiernos de turno, primero civiles y luego militares, pero
también se manifestaba, con Laureano Machaca, un intento de establecer un
proyecto distinto del entonces oficial, tanto por donde surge este movimiento
como por sus protagonistas.
En general, las transformaciones
que se operan desde que el MNR toma el poder estatal generan un escenario
marcado por la subordinación de los campesinos y la renovación de las diferenciaciones racializadas, aspectos que
condicionaran la emergencia del indianismo. Así, los aspectos como la
vestimenta, el idioma, el lugar de procedencia, el color de piel, la forma de
los ojos, la estatura, etc., eran –como hoy– signos de “racialidad”, por lo
mismo, de “inferioridad” mostrando las limitaciones del proyecto nacionalista.
Pero además, estos “signos de racialdad” serán tomados y politizados por el
indianismo.
La expresión germinal e inicial
del indianismo la encontramos en el Partido Agrario nacional (PAN), el cual fue
fundado en La Paz en noviembre de 1960, a menos de una década de la “revolución
nacional” (abril de 1952), por José Ticona, Raymundo Tambo, Juan Rosendo
Condori y Constantino Lima, entre otros. En 1962 se funda el Partido Indio de
Aymaras y Keswas (PIAK) que –en versión de Fausto Reinaga– en 1966 toma el
nombre de Partido Indio de Bolivia (PIB) y en cuya directiva se encuentran
Raymundo Tambo y Rosendo Condori, dos fundadores del PAN. A finales de los años
60, en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Raymundo Tambo, Rosendo
Condori y Constantino Lima forman el Movimiento Universitario Julián Apaza
(MUJA), cuyo primer directivo fue Quintín Apaza. En 1969 se forma el Centro de
Promoción y Coordinación Campesina MINK’A, la que en la segundo periodo del
indianismo jugará un papel de suma importancia.
Poco se sabe sobre el primer
periodo del indianismo, pero lo que sobresale es la inestabilidad de las
primeras organizaciones y la relación conflictiva que Fausto Reinaga tenía con
los fundadores del PAN. Con todo, este periodo culminará con dos expresiones
fundamentales y que tendrán gran significación política en adelante: 1) la
publicación de La Revolución India en
1970, libro que es la mayor contribución de Reinaga al indianismo; y 2) la
participación indianista en el VI Congreso Nacional de la Confederación
Nacional de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CNTCB), que se realizó el 2 de agosto de 1971 en Potosí,
evento que fue dirigido por Raymundo Tambo y en el que se elegido como
ejecutivo a Jenaro Flores, pero además se aprobó el documento redactado por
Reinaga.
A finales de agosto de 1971 el General Hugo
Banzer da un golpe de Estado y pone fin al primer periodo del indianismo
(1960-1971). En este periodo se hacen los primeros homenajes a Tupaj Katari y
Constantino Lima confecciona un wiphala, que será el antecedente que inspirará
a otras que se fueron estandarizando. En este primer periodo es donde Reinaga
tiene un papel más activo dentro del indianismo, aunque no exento de problemas.
Téngase en cuenta que Reinaga antes de transformarse en indianista era
partidario no solo del marxismo sino del nacionalismo revolucionario.
En 1973 se publica el Manifiesto de Tiahuanaco, el cual fue redactado por Gregorio Iriarte
e inicia un segundo periodo en el que se perfila la formación de una corriente
enfrentada al indianismo: el katarismo, corriente que no se puede explicar sin
tomar en cuenta el primer periodo del indianismo. Por aquellos años, en plena
dictadura de Banzer, las oficinas del Centro de Coordinación y Promoción
Campesina MINK’A fue el espacio donde se delinearon las diferencias entre dos
corrientes que dieron lugar a las mayores expresiones políticas del indianismo
el katarismo: el Movimiento Indio Tupaj Katari (MITKA) y el Movimiento
Revolucionario Tupaj Katari (MRTK), ambos fundados formalmente en 1978.
En el MITKA destacan figuras como Luciano
Tapia, Nicolás Calle, Jaime Apaza, Felipe Quispe Huanca y Constantino Lima (uno
de los fundadores del PAN). En MRTK se puede mencionar a Jenaro Flores (quien
fue electo ejecutivo de la CNTCB en el congreso de potosí, e 1971), Macabeo
Chila y Víctor Hugo Cárdenas. Cabe mencionar, además, que por aquellos años murió
en circunstancias no esclarecidas uno de los fundadores del PAN, Raymundo
Tambo, a los 36 años, en 1977, de quien en una nota de mayo de 1978 del
periódico Collasuyo se dice: “El altiplano boliviano, dio en Raymundo Tambo a
uno de sus mejores hijos”
.
En las elecciones de 1978 el MITKA participa y logra 13.281 votos
(0.71%) y en las de 1979, 28.344 votos (1.67%), más del doble de la anterior
elección. Para las elecciones de 1980 el MITKA se divide en MITKA, liderado por
Luciano Tapia y MITKA-1, liderado por Constantino Lima. El MITKA saca un total
de 15.852 votos y el MITKA-1, 17.022 votos, haciendo un total en porcentaje
entre ambos de 2.5 %.[2]
Tapia y Lima siendo candidatos “indios” a la presidencia logran diputaciones en
las elecciones del 80, pero por el golpe de Estado de García Mesa, el 29 de
junio de ese mismo año, no toman sus curules, y con este golpe se cierra la
segunda etapa del indianismo.
En 1980 se realiza el “Primer Congreso de
Movimientos Indios de Sudamérica”, el 27 de febrero al 3 de marzo en Cusco-Perú,
y en tal evento participaron miembros del Movimiento Indio Tupaj Katari (MITKA)
y miembros de MINK’A. Entre los organizadores estaba Guillermo Carnero Hoke. La
mayor parte del financiamiento fue hecho por el Consejo Mundial de Pueblos
Indígenas (CMPI). De este evento emergió el Consejo Indio de Sud América
(CISA), cuyo primer coordinador, elegido en el congreso, fue Ramiro Reynaga
Burgoa, hijo de Fausto Reinaga y entonces miembro del MITKA-1. También ese año
Felipe Quispe viaja al centro América y Cuba, recibiendo formación guerrillera.
En octubre de 1982, cuando en el país
termina el periodo dictatorial y se inaugura un periodo democrático que
llega hasta el presente, los diputados “indios” del MITKA y MITKA-1 toman sus
curules y así se inicia el tercer ciclo del indianismo. La participación
indianista parlamentaria en lugar de fortalecer a sus organizaciones las
debilita, por la forma que ejercían sus cargos. El MRTK-L se presenta en las
siguientes elecciones de 1985 y logra obtener dos diputados: Víctor Hugo
Cárdenas y Walter Reynaga (sobrino de Fausto Reinaga). En 1986 varios
militantes del MITKA, entre ellos Felipe Quispe, quien ya había retornado al
país, forman la Ofensiva Roja de Ayllus
Tupakataristas (ORAT) que será la base de lo que en 1989 será el Ejército
Guerrillero Tupaj Katari (EGTK). El EGTK será desarticulado en 1992 y en 1993
Víctor Hugo Cárdenas, luego de varios problemas en el MRTK y la formación del MRTKI-L, formará una
alianza con Gonzalo Sánchez de Lozada y será electo como el primer
vicepresidente aymara en Bolivia.
Los años 90 serán años en los que el indianismo ya no tenía ningún tipo
de incidencia como organización aunque muchas de sus ideas y símbolos serán
tomados por grupos que antes los combatían. El año 2000 será el inicio del la
re-emergencia indianista, cosechándose varias décadas de trabajo político.
Felipe Quispe es sin lugar a dudas el personaje mas destacado de esta
re-emergencia. Además será desde entonces que el nombre de Reinaga logró salir
de los pequeños grupos en los que circulaba, e incluso se reducirá el
indianismo a Fausto Reinaga, dejándose de lado todo un proceso forjado por
distintas organización y personajes.
II. Rasgos biográficos de Fausto Reinaga
La fecha comúnmente aceptada
sobre el nacimiento de Fausto Reinaga es el 27 de marzo de 1906. Sin embargo,
en una carta al peruano Guillermo Carnero Hoke, de fecha 17 de febrero de 1970,
Fausto no sabe precisar si nació “Hacia el año de 1903, 4, ó 6 de nuestro
siglo”
[3].
Su lugar de nacimiento también es algo que aun no queda claro pues el mismo Reinaga
da distintas versiones, como lo veremos más adelante, aunque Macha-Potosí se
considera su lugar natal. Fue bautizado como José Félix, nombres que cambio
siendo adulto por el de Fausto por el impacto que le causo la novela de Goethe,
“Fausto”.
Sobre su vida dice: “Fui
agricultor, arriero, minero, leñador, pastor, etc. En 1922 estuve y 1923 tres
meses en la escuela. Aprendí a leer a mis 16 años”.
[4]
Estudió en el colegio Bolívar, en Oruro. Mientras era estudiante universitario,
además de ser activista político, fue profesor de filosofía en el Colegio
Nacional de Junín y se tituló como abogado en la Universidad San Francisco
Xavier de Sucre, en 1937. Desde sus años estudiantiles Reinaga se inmiscuyó en
política y
en ese su trajín
vivió los efectos ideológicos que se producían en Bolivia después de la derrota
sufrida por parte del Ejército Boliviano en la confrontación bélica con
Paraguay (1932-1935): “De la Guerra del Chaco (1932-1935) insurge la
rebelión nacionalista”
[5].
En 1940 publica su primer libro, Mitayos y yanaconas, el cual es una
parte de su tesis de licenciatura (“La cuestión social en Bolivia”, escrita en
1934). En este trabajo ya se encuentran varios aspectos que caracterizaran su
pensamiento en adelante. En el gobierno del general Gualberto Villarroel
(1943-1946) participó en el “Primer Congreso Indigenal” (1945) y llegó a ser
diputado por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (1944-1946).
Como diputado:
“Interviene pocas veces en el
parlamento, una [intervención] muy extensa pone en evidencia su posición:
identificado con la ‘reacción’, se opone a la rosca y propone la
nacionalización de los recursos naturales. En otra de sus intervenciones pide
que se establezcan relaciones diplomáticas con Rusia. Siete meses más tarde, el
18 de abril, el vínculo diplomático se hace realidad”.
[6]
En 1947 Reinaga vive por un
tiempo exiliado en Argentina, es en ese año que su padre muere y él regresa a
Bolivia de forma clandestina. Para las elecciones de 1949 trabaja con Siles
Zuazo. Ese año, a casi una década de la aparición de su primer libro, Reinaga
publica Víctor Paz (1949), el cual,
por su contenido crítico sobre el “jefe” del MNR, le traerá problemas con ese
partido después de la “revolución nacional” (1952). Una vez instalado en el
gobierno Víctor Paz Estensoro, un alto dirigente del MNR, José Fellman Velarde,
presiona a Reinaga para que se retracte de lo que había escrito en su libro Víctor Paz. El 6 de mayo de 1952,
Reinaga publica en “El Diario” (p. 4) un artículo titulado “Me he equivocado”.
La “retractación” que hizo, al parecer, le permitió seguir vinculado al MNR y
trabajar como asesor de la Presidencia de la Comisión de Reforma Agraria. En
esa condición tiene la oportunidad de estar presente en el lugar y el día de la
promulgación del decreto correspondiente a la comisión que asesoraba:
“El indio, este domingo, 2 de
agosto de 1953, lloró, cantó, bailó… Yo, indio de carne y alma, en medio de
sollozos entrecortados, a la conclusión de la lectura del Decreto, fui el
primero en gritar: ¡VIVA LA LIBERACIÓN DEL INDIO! ¡VIVA LA ‘REFORMA AGRARIA’!”.
[7]
En octubre de 1957 logra asistir
al IV Congreso de la Federación Sindical Mundial y en tal evento es invitado a
concurrir al 40 aniversario de la URSS. Su paso por el primer país socialista fue
de tal importancia que agudizo su “crisis de conciencia”, nacida de las
decepciones que le causaba el MNR en el gobierno, y desde entonces su fe en el
socialismo se fue erosionando. Hasta ese año ya había publicado Nacionalismo Boliviano (1952), Tierra y libertad (1953), Belzu (1953), Franz Tamayo y la revolución boliviana (1956) y Revolución cultura y crítica (1956). Por entonces,
Reinaga conjugaba en su ideología las influencias del indigenismo, el
nacionalismo revolucionario y el marxismo de aquellos años.
En 1960, año en que se funda el Partido
Agrario Nacional (PAN), Reinaga pública
El
sentimiento mesiánico del pueblo ruso,
Alcides
Arguedas y
España, trabajos que
cierran su etapa pre-indianista. Al parecer, es en ese tiempo en que Reinaga
llega a conocer a Raymundo Tambo y por medio de él a Constantino Lima, quienes
habían formado ya el PAN, la primera organización indianista y con la que
empieza en siclo formativo del indianismo. En 1964, Reinaga publica
El indio y el cholaje boliviano, con el
que empieza su etapa indianista. Es importante cómo se refiere Reinaga a este
libro, pues cuando habla de él lo hace en los siguientes términos: “cuando
llegué a la plenitud de mi conciencia indianista”
[8],
luego un viaje a Cuzo, en 1963.
En la
segunda mitad de la década de los 60,
según versión de Reinaga, fue invitado por las Fuerzas Armadas para dar
una charla: “mis ideas, mi palabra han resonado dentro del aula magna de
la ESCUELA DE LOS ALTOS ESTUDIOS MILITARES del Ejercito de Bolivia. Fui
invitado y dicté (9-7-69) dos conferencias sobre el Indio y su Revolución”
[9].
Reinaga también asiste al VI Congreso de la CNTCB (2-8-71) y va perfilando la
idea de “Pacto Militar Indio”. Hasta al año en que se realizó ese congreso, él
ya había publicado
La ‘intelligentsia’
del cholaje boliviano (1967),
El
indio y los escritores de América (1968),
La revolución india (1970), el
Manifiesto
del Partido Indio de Bolivia (1970) y
Tesis
India (1971), siendo los tres últimos libros lo más representativo de su
pensamiento indianista y con los que concluye esta etapa de su pensamiento,
pero el indianismo sigue su propio camino.
En 1974 publica América india y occidente, libro que fue
traducido al francés y publicado en ese país en 1979. Este libro inaugura la
etapa post-indianista de Reinaga, aunque él aun presenta su trabajo como
“indianista”. En 1977 trata de formar una Comunidad Amáutica Mundial (CIM) y no
tiene relación con los esfuerzos organizativos indianistas que se dan en esa
época. En 1978 publica La razón y el
indio, El pensamiento amáutico e Indianidad. En 1980 se realiza en Cusco
el “Primer Congreso de Movimientos Indios de Sudamérica”.
Para tal congreso Reinaga
escribió
¿Qué hacer? (1980) buscando
descalificar el evento por ser excluido. En adelante, en sus demás escritos,
descalificará al indianismo y proclamará el pensamiento amáutico o
“reinaguismo”. Entre esas otras publicaciones, cabe resaltar la de
Bolivia y la Revolución de la Fuerzas
Armadas (1981), en el cual el autor manifiesta su patética esperanza en que
la dictadura de García Mesa ejecute la “revolución india”. Reinaga decía sobre
la situación en Bolivia durante la dictadura de Mesa: “¡¿En qué parte de la
Tierra hay semejante milagro para la libertad de pensamiento como en la
República de Bolivia de esta hora?!”
[10]
El 19 de agosto del año 1994, en
La Paz, tiempo en el que el multiculturalismo ganaba terreno en Bolivia, Fausto
Reinaga “Murió en una especie de ostracismo, triste y abandonado, pero con su
orgullo intacto”.
[11]
Reinaga vivió momentos de mucha importancia en la historia de este país, como
la Revolución Nacional, la formación del indianismo, el bloqueo de caminos
campesino de 1979 o la implementación del decreto supremo 21060.
III. Apuntes sobre las etapas del pensamiento de Reinaga
A lo largo de su vida, Fausto
Reinaga publicó algo más de treinta libros, además de varios artículos. H. C. F
Masilla considera que “La obra de Reinaga… es dispar en estructura y calidad y,
al mismo tiempo, brinda la impresión de ser caótica en la argumentación”.
[12]
La clasificación más aceptada sobre la obra de Reinaga, aunque no discutida, es
la que su sobrina, Hilda Reinaga, quien en su nota a la segunda edición de
La Revolución India dice:
“tiene tres etapas muy marcadas:
la primera marxista indianista que obedece a su euforia socialista…; la
segunda, asumiendo una actitud crítica al marxismo inicia su rumbo hacia un
indianismo radical…; y la tercera etapa es la universalización de pensamiento
amáutico indio como única opción para salvar a Bolivia y la humanidad del
desastre total”.
[13]
Hay un elemento común a toda la
obra de Reinaga: la influencia del indigenismo. Pero se puede hacer una primera
división en la producción intelectual de Reinaga en dos bloques: a) una primera
etapa en la que la preocupación fundamental es lo nacional, el Estado y el
imperialismo, y que empieza con su primer libro Mitayos y Yanaconas y culmina con su Tesis India y b) una segunda etapa en la que la preocupación
fundamental es el fin de la vida en el mundo y esto por el peligro del
calentamiento de la “guerra fría”; pero, además, esta etapa está determinada
por la relación de Fausto con los movimientos indianistas. Esta segunda etapa
empieza con el libro América india y
occidente (1974) y continúa viva hasta su último libro, Pensamiento indio (1991).
Pero para esclarecer el papel de
Reinaga en el indianismo se puede hacer otra clasificación, en la que se define
cada etapa por el papel que en su reflexión juega el “indio”: pre-indianista,
indianista y post-indianista, como ya he apuntado antes. El indianismo de Reinaga
es en buena medida la radicalización de algunos de los aspectos de su
pensamiento pre-indianista, el cual abarca desde su primer libro hasta El sentimiento mesiánico del pueblo ruso
(1960), mientras su post-indianismo esta signado por su alejamiento de sus
preocupaciones indianistas.
En su pensamiento indianista el
indio es entendido como el sujeto que hará de Bolivia una nación, es el sujeto
político cuyo papel revolucionario está determinado por el carácter racializado
de las relaciones sociales en este país. En sus obras pre-indianistas no se
encuentra este aspecto, pero si varios elementos que lo prefiguran y ellos
permiten establecer una relación entre sus obras indianistas y las anteriores,
a la vez también permiten diferenciar a su pensamiento amáutico como distinto
del indianismo. Fundamentalmente entre lo que Reinaga escribe desde 1940 y
1971, se encuentra una preocupación que gira en torno a, como ya se dijo, el
Estado, lo nacional y el imperialismo; en contraste, cuando Reinaga plantea su
pensamiento amáutico, se pierde en “el cosmos” de su imaginación.
Uno de los sellos personales de
Reinaga es la idea de revolución india,
lo que remite inmediatamente a su libro más importante. Pero ya mucho antes
Fausto tituló la séptima parte de su primer libro, Mitayos y Yanaconas, como “La Revolución India”, donde plantea un
análisis sobre la lucha anticolonial que se da entre 1780 y 1871, y cuyo eje es
la lucha de clases. Además, en ese su primer libro ya se perfila la idea de “dos Bolivias”:
“es necesario e imprescindible
estudiar sociológicamente el periodo incaico primero, y el periodo colonial,
después. Porque la República no es más que una mescla de elementos
supervivientes de estas dos sociedades y una avasalladora y letal intromisión
imperialista”
[14].
En su libro
Tierra y Libertad, el que salió a casi un año de la “revolución
nacional”, Reinaga ya plantea el tema de su lucha y su identidad: “la causa del
indio es sagrada para mí, porque ella es mi propia causa”.
[15]
Este aspecto, sumado al que ya mencionamos sobre los “gérmenes” de la idea de
“dos Bolivias”, es de importancia pues hay quienes los pasan por alto, como H.
C. F. Mansilla, quien considera que
los trabajos del la etapa pre-indianista de Fausto Reinaga “no son de
gran interés para comprender la filosofía indianista”.[16]
El libro de Reinaga titulado Franz Tamayo y la Revolución boliviana,
que se publicó en 1956, es de gran valor pues nos posibilita conocer cómo
pensaba Fausto la realidad social de aquel entonces y cómo veía la
implementación del “Estado nacionalista”. En esto encontramos varios elementos
que nos permiten decir que Reinaga en su etapa indianista hace una
reformulación de su perspectiva nacionalista. Por ejemplo, en aquellos años
Reinaga ya veía el problema de la racialización en Bolivia como fenómeno que
obedece a la dominación colonial:
“En los desfiles se pone de
manifiesto la escandalosa selección racial. Los jefes militares que presiden
los desfiles son gente de pigmento blanco, y la tropa es una tropa india… Las
gentes menos avisadas, pero ajenas al país se percatan al instante de esta
dominación no solo de una clase, sino de una raza por otra… Sin exagerar, el
ejército de Bolivia parece un ejército colonial de Indochina o de algún punto
del Sahara, donde mandaban o gobiernan aún las ‘fieras rubias’ de Francia,
España o Inglaterra. Esto es que la leva es negra, morena o india y los jefes
oficiales gente de metrópoli, rubia”.
[17]
Es importante detenernos en cómo
Reinaga veía, en su etapa pre-indianista, el proyecto nacionalista que el MNR
encarnaba y dirigía desde el Estado y contrastar tal percepción con lo que
piensa en su etapa indianista. En los años 50, Reinaga entendía que la
“conciencia nacionalista”
[18]
era “una orgullosa conciencia india, porque no es otra la conciencia autentica
de Bolivia”
[19]
y en su etapa indianista entiende que “en el indio es en quien fulgura la
quintaesencia del nacionalismo”,
[20]
esquema en el que los MNRistas figuran ahora como “fariseos nacionalistas”.
[21]
En 1957 Reinaga considera que “la verdad es la causa del indio. La verdad es la
Revolución india”
[22]
y en su etapa indianista entiende que “lo único real y racional para Bolivia es
el indio”
.
Vemos que para Reinaga el problema nacional, ya antes de ser indianista, se
centra en el indio, a diferencia de quienes entendían que lo central era el
“mestizo”. Esto seguirá siendo así en su pensamiento indianista. La diferencia
radica en que antes Reinaga entendía que el indio era una clase social, era
“campesino indio” o “servaje indio” y que “otros” podían liberarlo. En su etapa
indianista, el indio es el sujeto político que encarna la nación y su
liberación debe ser obra suya y no algo venido como dadiva de “otros”.
En su etapa post-indianista o amáutica, el
indio, como sujeto racializado que sufre un tipo de dominación, es suplantado
por el “indio” como pensamiento.
Como veremos más adelante, se trata de dejar de lado a los indianistas por no
ser lo que Reinaga se imaginaba debían ser los “indios”. Además, se trata de un
discurso hecho, a diferencia del indianismo, para “seducir” occidentales, por
el cual Reinaga busca ser “reconocido” como filosofo. En esta etapa se puede
percibir la decadencia intelectual de este personaje, saliendo a relucir sus
ideas más racistas. Por ejemplo dice: “Que se sepa el indio no tuvo ni
tiene nada”
y “el indio será libre cuando piense, sienta y actué amáuticamente”
, es decir que como el
“indio” no tiene ni tuvo nada, se liberaría si logra imitar a Reinaga, reconociéndolo
como el “verdadero indio”. Pero también dice, refiriéndose a las comunidades
indias desperdigadas en el altiplano: “La comunidad india no es consciente, es
instintiva. No ha salido del cerebro, ha salido de la panza; por eso, jamás
pudo concebir la libertad”
y “La etnia (ayllu,
calpulli, popwuh) es una petrificación de un conglomerado social rudimentario.
Es la existencia casi vegetal de seres que parecen más bestias que humanos”
.
El proyecto amáutico de Reinaga
es hacer una “sociedad perfecta” a imagen y semejanza del cosmos, súbdito del
hombre, y remedando la organización social de las hormigas: “Las hormigas,
seres que edifican la sociedad perfecta sobre la faz de la Tierra”
. Su ideal de sociedad
perfecta es muy cuestionable, pues implica un orden naturalmente determinado.
Una hormiga obrera vive instintivamente y no se rebela contra la reina, por
tanto en la sociedad amáutica, un “indio” debería vivir su condición
naturalmente sin revelarse, pero con el “consuelo” de que
él es tomado como el pensamiento que ha “liberado a la
humanidad”.
IV.
El pensamiento indianista de Reinaga
A partir de sus “crisis de conciencia”, de su
relación con los fundadores del PAN y radicalizando algunos aspectos de sus reflexiones
anteriores, Reinaga hará lo que es su mayor aporte: articular el discurso
indianista, dándole cuerpo y argumentos. Claro que este trabajo suyo no está
exento de contradicciones, sesgos y limitaciones; sin embargo, ello no lo
desmerece. La mejor expresión de la contribución y el papel que jugó Fausto
Reinaga en el indianismo es su libro La
Revolución India, en el que los aspectos que prefiguraban su indianismo se
clarifican, gracias a los procesos sociales que se dieron en Bolivia, como las
limitaciones de la “nacionalización” que el Estado hizo sobre los “indios”,
volviéndolos “campesinos”, y la emergencia de una nueva generación de aymaras
que se pusieron en la tarea de organizar un partido, el PAN, todo ello mientras
Reinaga vivía su “crisis de conciencia”. Por lo tanto, La Revolución India recoge no solo la clarificación de las ideas
pre-indianistas del autor, sino también el fruto de las reflexiones que inició
a partir de su relación con los miembros del PAN. Se trata de un libro que es
fruto del surgimiento de los movimientos indianistas y que no se puede explicar
sin tal proceso.
Las ideas más interesantes y la vez básicas del
pensamiento indianista de Fausto Reinaga se pueden resumir en cinco elementos:
1) Sociedades yuxtapuestas o Dos Bolivias, 2) Sujeto racializado o indio, 3)
Imperativo histórico o poder indio, 4) Epopeya india o contra-historia indianista
y 5) Revolución del Tercer Mundo.
Cuando Reinaga habla de Dos Bolivias, se
refiere a una correlación de fuerzas que toma forma en el Estado y que tiene a
la conquista como acto fundante. Por lo tanto, entiende que la relación entre
indios y españoles en la Colonia y “criollo-mestizos” en la República está
determinada por la diferenciación establecida con la colonización. La
independencia y la revolución nacional no logran romper esta relación. La
violencia de la conquista institucionalizada, hecha orden, es la que se expresa
en el Estado y por lo mismo en el Ejército, algo que ya percibía mucho antes.
Además, entiende que este problema se expresa en la educación, en el rol
económico que se le asigna al indio e incluso puede ser fácilmente visto en los
símbolos o en los monumentos que se encuentran en la ciudad de La Paz, sede de
gobierno.
El fenómeno de yuxtaposición que Reinaga
presenta bajo la idea de Dos Bolivias, implica que uno de los polos de esta
relación, el subordinado, sufra no sólo la explotación física sino también una
especie de deformación espiritual, pues su conciencia también es objeto de
violencia, la que deja interiorizada la idea de inferioridad, la idea de ser de
una “raza” inferior. Por lo tanto, las diferencias que establece la
colonización, condicionan la formación de una mentalidad en la que unos son
inferiores por “naturaleza” y por lo mismo se justifica su explotación y
dominación por quienes, por “naturaleza” son superiores. Pero este proceso no
solo es algo que opera en la conciencia, sino que también condiciona el papel
que unos y otros ocupan en el proceso de producción y en la estructura de
mando. Es decir que, desde el indianismo, se entiende que quien es explotado y
dominado en estas tierras lo es por “ser” indio, colonizado. En otras palabras,
es la diferenciación establecida desde la colonización condiciona la formación
de las diferencias políticas y económicas. En esto Reinaga sigue el
razonamiento de otros teóricos de la descolonización, como Franz Fanón y Albert
Memmi.
Así, el indio es visto como quien es
racializado, es representado, tratado y juzgado por que se le considera de
“otra” raza y ello para hacer justificable la dominación que sufre. A partir de
estos aspectos, el de sociedades yuxtapuestas y de sujeto racializado, Reinaga
plantea un tercer elemento, el que da pleno sentido a su análisis: la idea de
poder indio, de que el indio sea Estado. Pero este elemento tiene que ver con
algo de suma importancia: criticar la historia oficial y hacer una contra historia
indianista: la epopeya india. Fausto Reinaga se concentra en eventos de la
historia en la que los indios son los principales protagonistas y que han sido
decisivos: las luchas de Tupaj Amaru y Tupaj Katari, por un lado, y por otro,
en la lucha de Zarate Willka. Relata estos hechos a la vez que deshace las
certezas nacionales que el MNR había impuesto. Reinaga tiene claro el papel del
pasado en la articulación política de los sujetos racializados, de los indios.
Todo ese análisis sobre la naturaleza del
Estado boliviano, la racialización y la proyección de una organización política
que transforme el orden social, se hace forjando una reinterpretación del
pasado, lo que se articula al quinto elemento que apuntamos: la revolución del
Tercer Mundo. Reinaga entiende que en la situación mundial de aquel entonces
una revolución que transforme el mundo debe darse no en los países más
desarrollados, pues el proletariado de esas tierras viven de la explotación del
proletariado de “otras razas” en el mundo, lo que lo deja sin potencial
revolucionario. Entiende que la condición de racialización que la dominación
colonial ha impuesto es la fundamental en la formación de movimientos
revolucionarios. El punto inicial debe ser que el indio sea poder estatal en
Bolivia y desde ahí proyectar la revolución del Tercer Mundo.
Un aspecto destacable en la formación del
pensamiento indianista de Reinaga tiene que ver con las influencias que
intervienen en la construcción de ese pensamiento. Se puede identificar
claramente la influencia del nacionalismo revolucionario, del indigenismo, del
marxismo y —esto es muy importante— de los pensadores “negros” Franz Fanon y
Stokely Carmichael. Las tres primeras corrientes mencionadas ya habían
arraigado en el pensamiento de Fausto desde sus años universitarios, mientras
que la última es la novedad, la que le permite a Reinaga ampliar su reflexión.
Uno de los rasgos en los que se puede identificar la influencia de Fanón en
Reinaga, tiene que ver con cómo entiende la situación de Europa en aquellos
años: Como crisis, “crisis de la civilización occidental”. Stokely Carmichael,
quien junto a Charles V. Hamilton escribió el libro Poder Negro (1967), es quien más influencia tiene en Reinaga al
momento de pensar la relación entre “raza” y clase y plantear el poder indio.
Cuando Reinaga piensa el pasado
precolonial —y esto desde su primer libro hasta el último— lo hace influenciado
por el indigenismo: Si bien critica duramente a los indigenistas, no critica la
imagen idealizada que estos han hecho sobre la vida indígena. Por otro lado,
mientras Fanon entendía que en la situación de crisis que veía en occidente
“hay que inventar, descubrir”
[31],
Reinaga tenía la fe ciega en que se trataba más bien de ir al “socialismo
indio”.
[32]
Así, la fe perdida en el socialismo occidental es trasbocada en la fe en un
supuesto socialismo precolonial. Cuando Reinaga piensa su proyecto indianista
lo hace proyectando la imagen idealizada del pasado indígena como futuro y en
esto influyó mucho Guillermo Carnero Hoke,
quien consideraba que “Preamérica fue socialista”.
[33] A
todo ello hay que agregar que cuando Reinaga piensa al sujeto político y la
importancia de la racialización, lo hace influenciado por Fanon y Carmichael,
quienes piensan al “negro” y su papel político. Pero además, Reinaga piensa las
luchas de los movimientos indios del pasado, a partir de la relación de
espontaneidad y conciencia que plantea Lenin, a partir de este aspecto trata de
argumentar la idea de partido indio.
En pensamiento indianista de
Fausto Reinaga tiene muchos elementos llenos de perspicacia, pero también
flaquezas y contradicciones. A pesar de ello se constituirá en la máxima
referencia al momento de hablar de indianismo. Sus libros La Revolución India, el Manifiesto
del Partido Indio de Bolivia y la Tesis
India, son hasta el presente libros muy leídos y no sólo en Bolivia. La
difusión del pensamiento de Reinaga se logró por medio de activistas y porque,
desde 2005, sus obras han sido reproducidas en versiones piratas. Lo mejor que
hizo Reinaga en el indianismo fue escribir los mencionados libros, pues ellos
golpean la conciencia de quienes lo leen. Su lenguaje no académico y sí muy
violento, su autoafirmación como indio, el plantear una historia que va contra
el “sentido común nacional”, el colocar en sus trabajos varias citas sobre cómo
los “blancos” veían a los indios, etc., causaron gran impacto entre sus
lectores. Si bien muchos aborrecían que alguien que se identificaba como indio
escribiera como lo hacía, para otros era inspiradora la insurgencia de un verbo
que antes nadie se había atrevido a utilizar; Reinaga, con sus libros
indianistas, logró desnaturalizar el orden social racializado y formar una
conciencia política en las nuevas generaciones.
V. Fausto Reinaga y los indianitas
Como hemos visto, el indianismo
surge en 1960 con la formación del PAN y entonces Reinaga no era indianista.
Cabe mencionar, para cerrar este trabajo, la relación que había entre Fausto
Reinaga y los militantes indianistas. Con respecto al primer periodo del indianismo,
se puede decir que Reinaga tenía una relación tensa y conflictiva con los
primeros indianistas. Reinaga cuenta sobre Raymundo Tambo en los años 60:
“Me hallo [dice Reinaga] en una
lucha de chacales…. me quieren despojar, me quieren arrebatar el sacro nombre
de: PARTIDO INDIO DE BOLIVIA. Hay un grupículo de un CERDO apellidado Tambo
[Raymundo]. Este canalla hace labor de catequesis, diciendo: ‘que él es el jefe
del PARTIDO INDIO DE BOLIVIA; y que el grupículo es el cuerpo y el alma del
Partido’”
Fausto Reinaga vivía disputas de
liderazgo, pero además es de resaltar
que en 1970 le diga a su amigo Guillermo Carnero: “Otra vez me veo solo y otra
vez he tenido que comenzar a bregar solo”
; es decir que una vez más
no contaba con “indios” en su proyecto, dando a entender que esto le había
sucedido antes y de seguro desde que se relacionó con los fundadores del PAN.
Reinaga se veía a sí mismo como quien por
herencia “natural” debía dirigir a los indianistas hasta la hora de su muerte:
“en tanto tenga hálito vital en mi pecho iré a la cabeza de ellos. Es mi
deber”.[36]
En tal forma de pensarse no hay cabida a la posibilidad de que otro u otros
puedan ir “a la cabeza” mientras él viviera; eso era impensable para él. Esto
tiene que ver con cómo se presentaba: como descendiente de Tomas Katrari, para
así darse un estatus de autoridad natural por herencia sanguínea. Pero también
se encuentra contradicciones en su versión sobre sus “ancestros”: “Mi madre era
india aymara, razón por que en Macha [Chayanta] no tiene parientes, ni hay
gente de su apellido; nací en Huahuanicala, a orillas del lago Titikaka…”.[37]
En esta otra versión Reinaga ya no es de Macha-Potosi, sino de algún lugar
ubicado “a orillas del lago Titikaka” llamado Huahuanicala y su madre no tiene
parientes en Macha. ¿Cómo podría Fausto Reinaga ser descendiente de Tomas
Katari por línea materna si su madre no era del lugar del que era oriundo
Katari?
Por otra parte, ya en el segundo período del
indianismo, las ideas indianistas de Reinaga eran bien acogidas por muchos
“indios”, pero solo sus ideas, él como persona era rechazado. Teodomiro Rengel,
un personaje importante pero poco conocido del katarismo, cuenta lo que en una
ocasión le preguntó a Reinaga, allá por la primera mitad de los 70 en las
oficinas de MINK’A: “quien te lo escribe esto… estos libros. [Reinaga le
dice:] Porque? [Rengel responde:] Porque no pues tu… tu actitud no es como es
este libro”.
[38]
La idea que las personas se hacían de Reinaga a partir de sus libros no
coincidía con la personalidad del autor, a tal punto que Teodomiro Rengel duda
de que Fausto sea quien los escribió. Jaime Apaza, quien fue uno de los
fundadores del MITKA, dice: “Fausto… claro tenía unas ideas muy interesantes,
pero cuando yo estaba de profesor nos discriminaba…”
. Esa discordancia entre
lo que Reinaga expresaba en sus libros y como se comportaba con los “indios”
condicionó el rechazo a su persona en los movimientos indianistas, en especial
en el MITKA, aunque sus ideas eran bien acogidas.
Es destacable que en 1978 Isidoro
Copa del MITKA dice: “Pedimos a la opinión pública no confundir indianismo con
reinaguismo porque sería tan burdo con confundir arte con comercialización del
arte”
. Afirmación que tiene que
ver con que por esos años Reinaga había desechado a los “indos” y había
preferido hacer una “Comunidad India Mundial” sin indios, sin indianistas, sino
con “blancos”.
A modo de conclusión
El
indianismo surge no por iniciativa de Reinaga, sino por los cambios que se
estaban dando después de 1952; Reinaga jugó el papel de formulador de ideas,
por la ventaja que él tenía respecto a los forjadores del indianismo: formación
universitaria y la habilidad de escribir. Por lo mismo hoy es él quien más es
conocido del indianismo, pero el indianismo no se reduce a él.