viernes, 24 de agosto de 2018

“la masa neoracista” de Mariaca

Por Carlos Macusaya


Se ha expresado nuevamente el gruñido del “hombre blanco” señalando quien es “indio” y quien no lo es. El portavoz, en esta ocasión, ha sido un tal Guillermo Mariaca Iturri (quien sería ensayista). El aludido, en una columna de opinión (Página Siete, 24/08/18), se ha referido a quienes llenamos las ciudades con nuestra “piel india” como “la masa neoracista”.

No sorprende que desde la casta “blancoide” surjan este tipo de alaridos cuando se trata de decir algo sobre quienes han osado ir más allá de lo que ellos consideran aceptable. Claro, sería mejor para estas personas, que han crecido teniendo sirvientas “indias”, tener lejos a los de “piel india”.

Antes decían “la indiada”, refiriéndose a esa masa de seres bárbaros y violentos que vivían huraños en sus comunidades y que de cuando en cuando protagonizaban levantamientos sangrientos contra quienes así los definían. Ahora dicen “la masa neoraciasta”, refiriéndose a esos seres resentidos que no están donde deberían, allá, lejos de los señoritos; sino que han invadido “su” ciudad y hasta se están adueñando de ella.

Cabe aclarar que el esfuerzo de Mariaca en su columna apunta a desacreditar una idea que el gobierno usa para vender su imagen: “Antes gobernaban los gringos, ahora gobiernan los indios”. Pero su argumentación, lamentablemente, es un ejercicio que recuerda el afán de los colonizadores por definir a sus indígenas, delimitar las fronteras naturales y culturales entre quien define y el definido. En esta definición, el definido siempre sale perdiendo porque si es “autentico” en los términos que se le impone, ello supone que no está colocando en riesgo el estatus de poder de su definidor y por lo tanto se le reconoce halagadoramente como “un verdadero indígena”; pero si rompe “su” autenticidad, ocupando lugares cada vez más cercanos a quien impone la definición, entonces es descalificado por no ser autentico, pero además es acusado de ser un “nuevo colonizador”.

Mariaca dice que en Bolivia no gobiernan los indios sino que “Gobiernan los nuevos colonizadores”, que “han dejado de ser indios”. Pero además, dice del gobierno “que nunca fue indígena, y que nunca podría defender ni reinventar un mundo indígena”. Nótese que el verdadero indígena de Mariaca es un ser distinto del occidental, por lo tanto, cualquier “indígena auténtico” que llegué a un puesto de definición estatal o simplemente a la ciudad se habría “occidentalizado” y dejaría de ser autentico. Entonces, el indígena de Mariaca para ser verdaderamente “indígena” tiene que quedarse en su lugar “natural”, sin afectar las relaciones de poder. Ese fue el ideal de los colonizadores, que los “indígenas” se queden en su lugar y los dejen gobernar.

Sin lugar a dudas se puede decir que el gobierno ha explotado la imagen “indígena” pero lo ha hecho en una situación en la que los “q’aras” mandan, algo que no parece importarle a Mariaca. Pero además, como otros cómplices de la indigenización, él busca indígenas para justificar su diferencia social. Es el problema del boliviano que siendo una fotocopia del “hombre blanco” y sitiándose inferior a él busca un otro a quien inferiorizar (indios o indígenas verdaderos) para sentirse un poco mejor y autocomplacerse. Así, defiende paternalistamente a los verdaderos “indígenas” y su “natural cultura”.

Pero “indígena” es una tara colonial que deberíamos superar, deberíamos disindigenizar el país. Un Estado con “indígenas” es un Estado colonial. En Sudáfrica, en Vietnam, en la India, entre otros países donde la población estaba diferenciada entre indígenas y no indígenas, hoy esa relación ya no existe. Sus ciudades están llenas de “ex-indígenas” y de sus hijos y nietos. No he sabido que en esos países estén atormentados por volver a ser “indígenas” y es que quienes así los habían catalogado (los colonizadores) fueron desplazados del poder (descolonización).

Acá, desde el “Estado del 52” fuimos llenando masivamente las ciudades, como ha pasado en el mundo con los procesos de  modernización estatal, sea entre “negros”, “blancos” o “amarillos”. Pero además, la población del área rural o la que se desplazó de ahí al área urbana no está preocupada en “preservarse culturalmente” para contentar señoritos. En este proceso se van derrumbando los mitos que justificaban (y aun lo hacen) la dominación blancoide. Pero es algo que no han entendido ni los oficialistas, ni los opositores.

Mariaca es un ejemplo de los segundos, para quien “la masa neoracista” es un conglomerado indiferenciable de “ex-indios” que apoyan fanáticamente al MAS. Pero para alguien que es parte de esa “masa neoracista” es muy claro que no todos apoyan al MAS. Mariaca y en general los opositores, además de los oficialistas, deberían tener bien presente que “tener cara indígena” no garantiza apoyo al gobierno; pero tampoco garantiza ser sumisos a los señoritos.


Que los Mariacas de Bolivia tengan bien claro que “la masa neoracista” no va retroceder en su avance, no va ser “su indígena” de ningún señorito “misti” con complejos de colonizador, no va dejar de construir el país a pesar del racismo de oficialistas y opositores.

1 comentario:

  1. Es una critica fundada al señorito Mariaca, que piensa que estamos todavía en tiempos de la colonia.

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