El Movimiento Indio Tupak Katari
se fundó porque, a lo largo de la vida republicana, no ha habido un ente
político que expresara y representara los intereses y anhelos de las
nacionalidades nativas.
Desde nuestro punto de vista la
República de Bolivia es una prolongación de la Colonia Española con otro ropaje
jurídico-político-administrativo que escamoteo la victoria de la guerra de la
Independencia. Los realistas de antiayer se convirtieron en los republicanos de
ayer y sentaron las bases de una explotación y opresión más despiadada y sin
los frenos de la Corona Española. Los caudillos políticos civiles y militares,
letrados o iletrados y los partidos que les suceden en el ejercicio del poder
son la sombra y proyección de la imagen de Pizarro y Almagro que impulsados por
la misma ambición y codicia fueron ensangrentando nuestro territorio. Las
ideologías enarboladas no era otra cosa que velos mentales e ideaciones que
cubrían y encubrían la misma pasión y motivación. El cristianismo, el
liberalismo, el nacionalismo y todo otro ismo fueron palabras sistematizadas que han apuntalado el
feudalismo como expresión republicana del Repartimiento y las Encomiendas
coloniales.
En realidad nuestro Movimiento
constituye la institucionalización política moderna de un movimiento antiguo
iniciado desde el asesinato del Inca Atahuallpa. La rebelión y la resistencia
continuó y continúa desde entonces para liberar a los pueblos de las naciones
subyugadas porque se les arrebato su independencia y soberanía. A lo largo del
tiempo y a lo ancho de nuestro territorio se han librado numerosas más batallas
de una guerra inconclusa en la que se ofrendan cientos de miles de vidas de
seres humanos. Al influjo y con el impulso de esa lucha fue posible la
independencia de Bolivia porque si en 1.780 no se daba la sublevación de Tupaj
Katari, no habría estallado la guerra de la independencia en 1.809 y, en
consecuencia, no habría habido un 6 de agosto de 1.825. Para la nueva república
se estructuro con representantes que carecían de representatividad o que solo
representaban a una casta o población minoritaria dispuesta a usufructuar la
victoria de la guerra. Ellos constitucionalizaron su etnocentrismo y racismo
erigiendo la cultura hispana como la cultura oficial del Estado Boliviano. Así
impusieron la dictadura cultural y la tiranía lingüística que sumió en el
silencio y acallo brutalmente al 80 % de la población total. Esto determino un
estatus político-administrativo que facilitó la opresión política, al
marginamiento social, y la explotación económica de las nacionalidades nativas
mayoritarias, pero poseedoras de otra cultura y de diferentes idiomas
NACIONALISMO Y
COLONIAJE
Esta estructura racista y
alienante del Estado boliviano ha generado con el tiempo una ciudadanía enferma
de racismo, clasismo, regionalismo partidismo y caudillismo. Estos rasgos
caracterológicos, temperamentales y actitudinales del boliviano medio, han
hecho imposible una sociedad solidaria, fraternal y comunitaria, unida y
fuerte. Por eso Bolivia no pudo ni puede resistir los embates bélicos,
ideológicos y económicos que le han causado el cercenamiento, el
enclaustramiento, la frustración y la miseria. Esa misma estructura
constitucional descorrió el telón de un escenario político donde se mueven las
caretas ideológicas de los mismos personajes que ofrecen espectáculos
tragicómicos. Se los ha escuchado y aun se los escucha hablar de ‘democracia’
como a los filósofos griegos se los escuchaba perorar de democracia en medio de
una masa de esclavos.
Dentro de ese marco general ha
surgido también el nacionalismo que para nosotros que para nosotros constituye
una expresión más de colonialismo. El colonialismo latinoamericano que coloniza
a Indoamérica. Ayer en la Argentina hoy en el Brasil, Latinoamérica con
tecnología norteamericana oprime y suprime a Indoamérica. Ahora, a la hora
nona, cuando Latinoamérica se siente discriminada y oprimida, cínicamente le
propone alianza y le pide ayuda a Indoamérica para luchar contra el imperialismo
yanqui. Nosotros estamos de acuerdo con la liberación nacional, pero vemos que
un pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre.
Indoamérica está bajo doble
presión, el colonialismo latinoamericano interno y el imperialismo
norteamericano externo.
El nacionalismo boliviano es la
manifestación local del nacionalismo latinoamericano. Constituye pura ideología
porque no hay tal Nación boliviana. Esta es una ficción y una aspiración que
las elites opresoras tratan de forjar mediante la integración nacional basada
en la desintegración de las naciones nativas. Este nacionalismo
desnacionalizante ha montado altares cívicos con símbolos, emblemas y héroes
con el fin de forjar una mística histórica que más parece una mistificación
histórica que oculta la brutal realidad del lento genocidio físico y cultural
de las naciones nativas. Este nacionalismo de moda es la forma almibarada de
políticas etnocidas bien financiadas con el Presupuesto Nacional so pretexto de
desarrollo económico, progreso, civilización, etc., con el cautivante pretexto
de culturización de implementan planes de aculturación masiva con el
consiguiente resultado de despersonalización cultural y disolución de la
consciencia colectiva histórica. Pero para Bolivia esto resulta suicida porque
está visto que pueblos despersonalizados y aculturados no pueden constituir
naciones dignas, integradas psicológicamente y robustas económicamente.
El nacionalismo colonialista es
el común denominador de partidos de larga y corta trayectoria. En consecuencia,
todos adolecen de estas limitaciones y condicionamientos mentales que
maravillan a propios y extraños por la admirable contradicción entre postulados
y resultados.
Después de cuatro siglos de
nacionalismo en el poder, todavía no estamos muy seguros a qué nacionalismo se
refiere ese nacionalismo porque lo único que prospera y disfruta en el sistema
son las colonias extranjeras.
ASPECTOS DOCTRINALES
Adecuándose a la limitación de
espacio diremos que el Movimiento Indio Tupaj Katari tiene el indianismo como
base ideológica. El indianismo es una ideología constituida por el aporte de
centenares de científicos de toda nacionalidad que desde diferentes ramas del
saber y a través de sus investigaciones han aportado al esclarecimiento de la
realidad humana e histórica. En efecto, la arqueología, la antropología, la
psicología social, la lingüística, la historiografía, etc., han estudiado este
continente y, al hacerlo, han desenterrado templos, palacios, desentrañando
misterios, interpretando acontecimientos y así han hecho aflorar una conciencia
histórica y un pensamiento milenario que ahora tratamos de restaurar con
criterio practico y visión futurista. Pedimos a la opinión pública no confundir
indianismo con reinaguismo porque sería tan burdo con confundir arte con
comercialización del arte.
Hay un aspecto especial del
indianismo. No es solo un pensamiento sino también un sentimiento y hasta un
instinto.
Se parece a la diablada. No se
enseña en los colegios ni en las academias ni en las universidades. Emergió en
las entrañas de la tierra y se expresó a través de un pueblo soterrado. Sin
embargo, es una manifestación coreográfica que atrae la admiración por su
vitalidad y originalidad. Las elites intelectuales y sociales de Bolivia no
saben bilarlo pero el pueblo sí. Así al indianismo, las elites no la aprecian,
pero las naciones nativas lo expresan con su silencio.
Filosóficamente, el indianismo
está más allá del materialismo y del espiritualismo porque de acuerdo al
pensamiento americano tradicional, materia y espíritu son la expresión de una
misma y única realidad. No rechazamos el pensamiento ni la conceptualización,
pero afirmamos más la vida. La vida en comunión con la naturaleza como forma de
civilización y cultura. En nuestra cultura no hay libros, (Biblia, Corán,
Vedas, Capital), no hay letra porque lo importante es la vida.
El único libro es la creación
donde están escritos el pensamiento y la vida del creador.
La sociología política del
indianismo afirma y sostiene que la lucha de clases no es el único motor de la
historia. Para nuestra historia concreta, primero está la lucha de naciones:
las oprimidas contra las opresoras. Nosotros no reclamamos solamente mayor
bienestar económico. No interesa fundamentalmente la reconquista de nuestra soberanía
política usurpada a la que como naciones tenemos derechos. Por eso enarbolamos
la wiphala de las naciones y no sólo las banderas de clase.
Rechazamos tanto el liberalismo
capitalista, egoísta e individualista como el socialismo estatista y colectivista.
Postulamos, en cambio, el comunitarismo socio-económico como canal de
realización de la dimensión social de la persona humana.
Políticamente, afirmamos que la
única fuente legitima de poder político debe ser la voluntad del pueblo
expresada democráticamente a través de elecciones limpias que reflejen el
sentir y el pensar de los pueblos. El pluralismo partidario e institucional es
otra premisa básica de nuestra de nuestra concepción política.
Históricamente, tanto el
comunitarismo social como la democracia política modernos tienen sus raíces en
la cultura americana precolombina. Comunitarismo democrático es la esencia de
nuestra historia. Postulamos un Estado boliviano basado en la confederación de
sus naciones que libre y voluntaria mente conformen una Estado Plurinacional y
Pluricultural. Solamente así se desencadenaran las energías creadoras y los
impulsos sociales de pueblos que reeditaran hazañas.
POGRAMA DE ACCION
Generalmente los programas de
gobierno son letra muerta. Las cosas se hacen porque hay necesidades inmediatas
e intereses de clase y de partido no confesados por inconfesables. Ya nadie
cree en los planes visibles y todos se preguntan por los planes no publicados.
Nosotros nos limitamos por ahora a anunciar una revolución agrícola que será el
eje de transformaciones socio-económicas, político-administrativa en función de
objetivos básicos de fortalecimiento nacional de todos los pueblos de Bolivia.
Sin improvisación, pero con previsión llevaremos adelante una revolución
tecnológica, administrativa, social y económica que nos habilite frente a los
desafíos de un mundo en crisis.
DIFERENCIA CON GRUPOS
AFINES
MITKA NO tiene afines entre los
grupos tradicionales. Los otros movimientos Tupaj Kataristas si son tales, son
carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre. Las diferencias entre
nosotros no son sustanciales y hacen referencia a táctica o estrategia de lucha
y a énfasis en distintos postulados. En realidad la participación de
movimientos Kataristas obedece al sentido y voluntad pluralista que ánima
nuestra pensar y actuar político. Por ahora nos limitamos a alertarlos respecto
de las manipulaciones de partidos que todavía están pensando en el pongueaje
político, valiéndose del pongueaje ideológico y de la corrupción moral. Nosotros
no olvidaremos como nuestro cuerpo social histórico se ha desangrado por las
luchas intestinas provocadas, equipadas y capitaneadas por el caudillo criollo.
Laimes y Jucumanis, cliceños contra ucureños se enfrentaron, como antes aymaras
contra quechuas al servicio de liberales contra conservadores.
NUESTRA VISIÓN
No obstante que el 80 por ciento
de la economía está en manos del Estado, aquí no hay ni socialismo de Estado ni
capitalismo de Estado. Entonces… ¿qué hay?. La estructura real del sistema
vigente es del Estatismo Burocrático, secante y paralizante basado y alentado
por un burocratismo parasitario y presupuestívoro que cual mafias pizarristas y
almagristas se han repartido el botín de la administración pública para
servirse del pueblo, exprimirlo y oprimirlo con toda clase de tributos, multas,
exacciones, despojos, depredaciones, confiscaciones, incautaciones. Estas
mafias constituyen las mafias burocráticas nacionalistas de todo cuño que
manejan con la mayor impunidad los ingresos y los gastos públicos. Ese
burocratismo parasitario es la epidemia de todas nuestras Instituciones. El
ejército, la administración pública y todos los entes sociales están afectados
de esta lepra que amenaza dejar en huesos Bolivia.
Corresponde rescatar a nuestras
instituciones de ese mal antes de que sea tarde. Los pueblos nativos, el pueblo
indio es la victima que gime, suda y sangra bajo este sistema, alimentando el
trapiche social que la burguesía entreguista y servil se encarga de convertir
en dinero, poder y placer. El pueblo aymara, quechua, guaraní, camba, chapaco,
guarayo, movima y todos los pueblos nativos son las víctimas del Estado
Estatista Burocrático. En su variante campesina, minera, obrera: como
constructor, agricultor, artesano, el pueblo indio ha subvencionado el costo y
el standard de vida de la clase opresora. Paralelamente, mientras imponen
precios ridículos a la producción agraria, sueldos miserables a los mineros,
salarios de hambre a los obreros; en el exterior enarbolan nuestros harapos,
exhiben nuestra desnutrición, esgrimen nuestra ignorancia para obtener
préstamos astronómicos que luego se dilapidan e invierten en proyectos dudosos
por medio de negociaciones misteriosas. Así han depauperado el país y
debilitado de tal modo que Bolivia tambalea peligrosamente por la pésima
conducción política, la calamitosa organización social y el escandaloso manejo
de la economía nacional.
Ante esta dramática urgencia y
necesidad, surge el Movimiento Indio Tupaj Katari como respuesta política
histórica, con el alarido de un cuerpo social herido, como grito de un pueblo
oprimido, como voz que clama en el altiplano, valles y llanuras reclamando un
poco de sentido común, de responsabilidad patriótica y de sensibilidad humana;
surge, en fin, como clarín de esperanza que, en esta oscura hora, anuncia la
alborada. Bolivia cuenta la riqueza y variedad de sus recursos naturales, pero
tiene además la suerte de contar con la riqueza y variedad de sus pueblos: el
gran pueblo aymara, el gran pueblo quechua, el gran pueblo camba y los demás
dignos, heroicos y ejemplares pueblos nativos. Desde esta prodigiosa tierra y
con estos admirables pueblos, el HOMBRE habrá escrito desde Bolivia las más
grandiosas páginas de la historia de la humanidad y de la cultura. Boliviano…
¡DESPIERTA!
Por el Comité de Prensa
Isidoro Copa Cayo
* Este texto fue publicado originalmente en PRESENCIA,
Tribuna política, 23 de mayo, 1978
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