Por Carlos Macusaya Cruz
Para el
indianismo lo que fue el pasado precolonial y lo que significó la colonización,
son dos aspectos ilustrativos de sus limitaciones y de sus falencias. Reinaga
entiende lo que fue el pasado, el Tawantintuyu Inka[1] fundamentalmente, a partir
de sus lecturas indigenistas. Y como ya se ha hecho notar, él es crítico ácido
de los indigenistas; pero no critica la imagen idealizada que estos han hecho
del “indio”. Por ejemplo, Reinaga dice:
En el pasado el
indio edifica el Imperio de los Inkas. ¿Dónde, en que época el occidente ha
logrado una sociedad como aquella del Tawantinsuyu, en que no se conoce ni
hambre ni frío; ni dolor ni desesperanza? Una sociedad donde practica como un
rito religioso el principio de Marx: ‘de cada uno según su capacidad y a cada
uno según su necesidad’. O ¿qué otra manda sino eso el ‘ama llulla, ama sua,
ama khella del inkanato?[2]
Reinaga ve un pasado ideal, soñado, y para ello
no solo influye el indigenismo, sino también el libro El retorno de los brujos –libro que coquetea con la
ciencia-ficción–, del cual nos da una cita que dice así: “los grandes trabajos
no fueron realizados con útiles de tallar piedra, sino con una pasta
radioactiva que roía el granito”.[3]
Reinaga no puede ver críticamente las fuentes de las que se nutre para
interpretar el pasado e incluso cree que antes de la
colonización en estas tierras vivían “millones de seres sin mancha ni pecado”.[4] El
antes de la colonia, el Tawantinsuyu, para Reinaga es algo visto en términos
religiosos como “El paraíso”.[5]
Esta idealización –como ya se ha dicho– la arrastra desde su primer trabajo
publicado, Mitayos y yanaconas. Pedro
Portugal dice al respecto:
A pesar de su
adscripción al análisis marxista, Reinaga niega la existencia de clases
sociales en el incario. Admite la existencia de estamentos, como característica
de toda sociedad primera teocrática. El autor, en mi opinión, crea él mismo un
escollo en su análisis.[6]
Pero el pasado
precolonial no estaba exento de contradicciones sociales que, como hacen notar
Jorge Arellano López y Eduardo E. Berberaián en su pequeño trabajo Mallku: El señorío post-tiwanaku del
altiplano sur de Bolivia, se expresaban en los entierros: algunos muertos
eran enterrados de manera simple y otros eran colocados en chullpares junto a
varios objetos y “acompañantes”,[7] lo que evidencia
diferencias de clase. Claro que Reinaga no era investigador y pasó por alto
muchos problemas; pero eso no quiere decir que nosotros hagamos lo mismo.
Consideremos que para Reinaga la referencia estatal
antes de la colonia es el Tawantinsuyu y en especial el Kollasuyu. Nathan
Wachtel nos dice que en el Tawantinsuyu las jerarquías sociales se manifestaban
en la división territorial-administrativa del incario, así Collana (grupo de
jefes) estaba relacionado con el Chinchasuyu; Payan (grupo mixto constituido
por los servidores de los incas) estaba relacionado al Antisuyu); Cayao
(población vencida) estaba relacionado al Collasuyu y, por último, el Contisuyu
se relacionaba a una combinación entre payan y cayao.[8] Nótese que el Collasuyu
(Reinaga escribe: Kollasuyu) estuvo relacionado a una categoría de población
vencida, algo de lo que la idea indianista del pasado se desentiende.
No está por demás mencionar que varios grupos étnicos
del Kollasuyu participaron en la expansión Inka. El historiador aymara Roberto
Choque, apoyándose en Waldemar Espinoza, dice: “durante la última etapa de la
expansión incaica, los charka, karakara, chuy y chicha participaban en la
conquista de Chachapoyas, cayampis, cañaris, quitos, quillacincas, guayaquiles
y popayanis”[9]. El
pasado precolonial no fue una “tasa de leche” ni un lugar donde vivieran “millones de seres sin mancha ni pecado”, como creía Fausto Reinaga; lo que no significa que debamos atormentarnos por
ello sino tomar el tema con seriedad.
Además, la conquista española fue posible solo a
partir de que en el incario había contradicciones sociales, las cuales fueron
bien aprovechadas por los invasores. No fueron los españoles los que derrotaron
al ejército Inka. Los inkas fueron derrotados por otros grupos étnicos aliados
a los españoles.[10] El
Tawantinsuyu no estuvo al margen de contradicciones sociales y esto es algo de
lo que el indianismo en general prefiere desentenderse; pero el que el pasado
precolonial no haya sido un “paraíso” es algo que debe ser estudiado y
analizado seriamente. En esta labor el indianismo pierde su fuerza y se vuelve
en un obstáculo. En lugar de darnos luces, oscurece el tema.
[1] Escribo la
palabra Inka con k como Reinaga lo hace, siguiendo a Valcárcel, para no generar
confusión.
[2] Fausto
Reinaga, La Revolución India, p. 41.
[3] Fausto
Reinaga, Manifiesto del Partido Indio de
Bolivia, p. 22.
[4] Fausto
Reinaga, Tesis India, p. 13.
[5] Fausto
Reinaga, Manifiesto del Partido Indio de Bolivia,
p. 24.
[6] Pedro
Portugal Mollinedo, “‘Mitayos y
yanaconas’: La etapa marxista del pensamiento de Fausto Reinaga”. En Pukara
n° 82, junio del 2013, p. 7.
[8] Nathan
Wachtel, “Las estructuras del Estado Inca”.
El Estado desde el horizonte histórico de nuestra América. Coeditado por la
Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia y la Universidad Nacional
Autónoma de México- Postgrado en Estudios Latinoamericanos, 2014, p. 46-47.
[9] Roberto
Choque Canqui, “Los aymaras y la cuestión
nacional”. En El Estado desde el
horizonte histórico de nuestra América, p.122.
[10] El año 2004
en Puruchuco-Perú se descubrieron “restos óseos (que) ayudaron a desmentir las
absurdas crónicas españolas sobre el proceso de conquista del Imperio Incaico”.
Véase: http://www.forosla.com/la-verdad-sobre-la-conquista/
No hay comentarios:
Publicar un comentario