martes, 18 de abril de 2017

“El día del aborigen americano”


Carlos Macusaya

El 19 de abril pasa como cualquier otro día, pero en ciertos ámbitos, marcados por la discriminación positiva y la culpabilidad criolla (de la mano de la victimización “indígena”), ha sido tomado como ¡“el día del aborigen americano”! La excusa para dedicar este día a los sujetos considerados de “otra raza” ha sido conmemorar el Primer Congreso Indigenista Interamericano (1940). Este evento puede ser tomado como el inicio de los distintos indigenismos en Latinoamérica, en tanto políticas estatales de asimilación, y fue perfilado en 1938, en la Octava Conferencia Internacional Panamericana realizada en (Lima-Perú). Inicialmente se planteó realizar el evento en Bolivia pero la situación política hizo que se descartara esa posibilidad y se eligió como sede a Pátzcuaro, México.

Es llamativo que se dedique un día, partiendo de la culpabilidad criolla, a los “aborígenes”, “indígenas”, etc., y que el día elegido sea a la vez en conmemoración a un evento en el que los “indígenas” no participaron y en el que fueron tratados como el problema que había que resolver, buscando la mejor manera de negarlos en un proceso de asimilación. Esto parece un sarcasmo monumental!

Si consideramos que, desde una situación de poder, la “preocupación” por los “indígenas” ha llevado debates de toda índole, dando lugar al establecimiento de leyes destinadas a mantener legalmente las diferencias políticas racializadas que la colonización estableció, no debería extrañarnos que hayan personas preocupadas por dar una día a los “indígenas”. Sin duda estos gestos están cargados de buenas intenciones, pero se trata de un accionar que esta delineado por un marco ideológico en el que el saber sobre esos “indígenas” y su “naturaleza” es una construcción basada en prejuicios, estereotipos, miedos, etc., de quienes definen quienes son y que son los “indígenas”.

En la relación colonizador-colonizado, alienígena (extranjero) e indígena (natural del lugar), es el primero quien define al segundo, en función de demarcar y acentuar las relaciones de poder que se han establecido. De esta situación nace el indigenismo, como expresión de sectores que definen a las poblaciones consideradas “indígenas” y las hacen parte medular en sus discursos, pinturas, novelas, etc., en tanto algo exótico, llamativo y hasta interesante. El congreso conmemorado en el día del “aborigen americano” es una de las expresiones indigenistas más representativas y por ello ajena a quienes son considerados “indígenas”.

Pero lo insultante y ridículo de dedicar un día a los “aborígenes americanos” o a los “indígenas” está en que se acentúa la discriminación, alimentado prejuicios y practicas racistas, que “a primera vista” tienen la apariencia de no serlo. Como lo he expresado en otras ocasiones: qué tal si le dedicamos un día a los “blancos”, “el día del blanco”, y tratamos a esas personas como si fueran inferiores, incapacitados o “menores de edad”. Sé que esto suena ridículo, pero así de ridículo suena que se “festeje el día del aborigen americano”.


Es tristemente cómico ver como personas con problemas de identidad, y siguiendo este tipo de festejos, buscan exhibirse en función de cómo los han estereotipado...

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